Irse a vivir lejos de la familia y de casa siempre es duro, empiezas de cero en un lugar que no conoces y, normalmente, con gente que no conoces. Si la cultura es distinta se suma otra barrera. Es un gran cambio y los cambios suelen dar miedo porque salir de la zona de confort genera inseguridad por lo que va a venir y por todo lo que se deja atrás.
Al irse es inevitable preocuparse por el estado de los seres queridos y sentirse intranquilo al no saber cómo se encuentran en todo momento, sobre todo en situaciones en las que el familiar es mayor o dependiente. Esta situación se agrava cuando hay mucha distancia de por medio y, por desgracia, no es posible acudir a casa del familiar de forma frecuente para hacerle compañía o para comprobar que todo está bien.
Una situación cada vez más común
Actualmente hay muchos casos de este estilo, propiciados por la cantidad de personas que viven fuera de su ciudad natal y, por tanto, lejos de su familia. Y es que, cada vez hay más gente que va a estudiar una carrera o un máster lejos de su provincia o fuera de España, debido a la ausencia de universidades en su ciudad o por la reputación que tienen ciertas universidades y centros en otras ciudades o países. Otra razón es la crisis sufrida en España, muchas personas aprovecharon la situación para emigrar a otros países y buscar una oportunidad lejos, donde la oferta de trabajo es mayor y el sueldo mínimo también.
Estos motivos, sumados a las personas que cambian de ciudad por traslados laborales, por la necesidad de un cambio de vida o por amor, son bastante frecuentes y todos ellos tienen algo en común: dejar a la familia atrás, algo que puede ocasionar intranquilidad y desconfianza.
¿Cómo lidiar con vivir lejos de la familia?
Aún así, este sentimiento de intranquilidad fruto de vivir lejos de la familia no debería ser una razón para rechazar una buena oportunidad de trabajo o para cambiar de vida. Se debe dar la vuelta a la situación y convertir esta inseguridad en seguridad y tranquilidad, sabiendo que la familia está bien aunque esté lejos. Existen diversas medidas y herramientas que pueden proporcionar seguridad y ser de gran ayuda cuando nos enfrentamos a situaciones de este estilo.
Delegar, de forma parcial, la supervisión del familiar. Esta opción consiste en solicitarle a una persona de tu entorno o del entorno del familiar, bien sea un vecino u otro familiar si puede visitarlo de forma frecuente para comprobar que todo está bien. No consideramos que sea la mejor opción ya que puede suponer una carga para la otra persona y puede no generar la misma confianza y seguridad que si uno mismo cuida a la persona.
Usar una aplicación como nuestro localizador familiar Safe365. Usar este tipo de aplicación es algo muy positivo porque proporciona seguridad para ambas partes en todo momento. Es una manera sencilla de estar conectados y cuidar a tus familiares en la distancia, pudiendo acceder a su localización, siempre que ellos quieran, y ver si tienen actividad y si están bien. También dispone de un botón de emergencia que puede pulsarse en caso de que suceda algo y que redirige directamente a emergencias. Es una herramienta ideal para el cuidado de seres queridos.
Realizar llamadas o videollamadas. Esto es algo importante que los familiares siempre agradecen y a su vez nos tranquiliza. Es una buena manera de ponerse al día y comprobar que todo está bien aun al vivir lejos de la familia. Si se prefiere también se puede hacer videollamada, una forma de tener una conversación más cercana.
Estar en contacto vía aplicaciones de mensajería instantánea. Es una buena opción pero, por lo general, si las personas son mayores prefieren hablar telefónicamente que por mensaje y les cuesta adaptarse a este tipo de canales de comunicación. Aún así es una opción válida que muchas personas mayores y familias usan para estar en contacto constante al vivir lejos de la familia.
Contratar a un cuidador o a una cuidadora. Esta opción está bien cuando la persona mayor empieza a no valerse por sí misma, cuando empieza a sufrir un deterioro cognitivo que queda patente en las actividades que realiza en su día a día. Contratar a una persona que la cuide y se encargue de que no le suceda nada malo puede tranquilizar de forma considerable a los familiares. No obstante cuando el estado mental y físico del familiar es bueno y, por tanto, puede valerse por sí mismo no es una opción recomendable ni necesaria.Estas son algunas de las recomendaciones que planteamos para cuando la familia está lejos y queremos que estén seguros y nosotros estar tranquilos. Hay que dejar claro que todas estas medidas son compatibles, pueden usarse todas sin necesidad de excluir a alguna de ellas y pueden combinarse como uno quiera.