Demencia senil: fases, tipos y tratamiento
En pocas palabras, la demencia senil es la pérdida del funcionamiento cognitivo hasta tal punto que interfiere con la vida y las actividades diarias de una persona. Aunque la demencia generalmente implica pérdida de memoria, este daño tiene diferentes causas. Tener pérdida de memoria por sí solo no significa que una persona tenga demencia, aunque a menudo es uno de los primeros signos de la afección. En este artículo te contaremos qué es, cuáles son los síntomas, las fases, tipos y tratamiento de la demencia senil. Continúa leyendo para conocer más.
¿Cuáles son las fases de la demencia senil?
La demencia senil no es una enfermedad específica, sino más bien un término general para definir el deterioro de la capacidad para recordar, pensar o tomar decisiones que interfiere con las actividades cotidianas. Aunque la enfermedad de Alzheimer es el tipo más común de demencia, esta condición varía en gravedad. La etapa más leve se produce cuando recién se comienza a afectar el funcionamiento de una persona. La etapa más grave, en cambio, es cuando la persona debe depender completamente de los demás para su rutina diaria.
A pesar de que la demencia afecta principalmente a los adultos mayores, es importante no considerarlo parte del envejecimiento normal. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), de todas las personas de al menos 65 años de edad, se estima que hay 55 millones de adultos con demencia. Debido a que la proporción de personas mayores en el mundo aumenta año a año en casi todos los países, se espera que este número ascienda a 78 millones en 2030 y a 139 millones en 2050.
Como hemos dicho no todos los adultos mayores están condenados a sufrir esta condición. Muchas personas viven toda su vida sin desarrollar demencia. El envejecimiento normal puede incluir debilitamiento en los músculos y los huesos, endurecimiento de las arterias y los vasos y algunos cambios en la memoria relacionados con la edad que pueden manifestarse como:
- Olvidar el nombre de un conocido
- Olvidar los eventos más recientes
- Ocasionalmente perder las llaves del auto
- Luchar por encontrar una palabra pero recordarla más tarde
En la mayoría de los casos, el conocimiento y las experiencias construidas a lo largo de los años, los viejos recuerdos y el lenguaje permanecerán intactos.
¿Cuáles son las primeras fases de la demencia?
Los signos y los síntomas de la demencia comienzan a aparecer cuando las neuronas o células nerviosas que antes estaban sanas en el cerebro dejan de funcionar, pierden conexiones con otras células cerebrales y mueren. Si bien todos perdemos algunas neuronas a medida que envejecemos, las personas con demencia experimentan una pérdida mucho mayor.
Los síntomas de la demencia pueden variar según lo avanzada que esté la enfermedad y son de distinta índole:
- Dificultad para hablar, comprender y expresar pensamientos.
- Dificultad para leer y escribir.
- Deambular y perderse en un barrio familiar.
- Pérdida de memoria, falta de juicio y confusión.
- Repetición constante de las mismas preguntas.
- Problemas para manejar dinero de manera responsable y pagar facturas.
- Pérdida de interés en las actividades o eventos diarios normales.
- No preocuparse por los sentimientos de otras personas.
- Actuar impulsivamente.
- Utilizar palabras inusuales para objetos familiares.
- Experimentar alucinaciones, delirios o paranoia.
- Perder el equilibrio o tener problemas motrices.
- Tomar más tiempo para completar las tareas diarias normales.
Es importante aclarar que las personas con discapacidades intelectuales también pueden desarrollar demencia a medida que envejecen, y reconocer sus síntomas puede ser particularmente difícil. En estos casos hay que tener en cuenta las capacidades actuales de la persona y controlar los cambios a lo largo del tiempo.
¿Cuáles son los diferentes tipos de la demencia?
Varios factores contribuyen al desarrollo de la demencia. Los trastornos neurodegenerativos dan como resultado una pérdida progresiva e irreversible de las neuronas y el funcionamiento del cerebro. Actualmente, no existen curas para estas enfermedades.
Los tipos de demencia incluyen:
- La enfermedad de Alzheimer. El más frecuente entre los adultos mayores. Es causada por cambios en el cerebro, incluidas acumulaciones anormales de proteínas, conocidas como placas amiloides y ovillos tau.
- Demencia frontotemporal. Es una forma rara de demencia que se manifiesta primero en personas menores de 60 años. Se asocia con cantidades anormales de las proteínas tau y TDP-43.
- Demencia con cuerpos de Lewy. Es un tipo de demencia causada por depósitos anormales de la proteína alfa-sinucleína, llamada cuerpos de Lewy.
- Demencia vascular. Esta forma de demencia es causada por afecciones que dañan los vasos sanguíneos del cerebro o interrumpen el flujo de sangre y oxígeno a la cabeza.
- Demencia mixta. Es una combinación de dos o más tipos de demencia. Muchas personas presentan una mezcla de cambios cerebrales asociados con diferentes formas de demencia.
Actualmente los científicos están investigando cómo se inician los procesos subyacentes de la enfermedad en las diferentes formas de demencia senil y cómo se influyen entre sí. También continúan explorando la variedad de trastornos y procesos patológicos que contribuyen a esta condición. En el futuro se espera que los avances en el conocimiento de las causas subyacentes de la demencia ayudarán a los investigadores a comprender mejor estas afecciones y desarrollar estrategias de prevención y tratamiento más personalizadas.
¿Cuáles son las causas de la demencia?
Las causas de la enfermedad de Alzheimer y las demencias relacionadas pueden variar según los tipos de cambios cerebrales que puedan estar ocurriendo. Si bien estudios han encontrado que algunos cambios en el cerebro están relacionados con ciertas formas de demencia, en la mayoría de los casos se desconocen las causas subyacentes. Las mutaciones genéticas raras pueden causar demencia en un número relativamente pequeño de personas.
Por otro lado, muchos factores pueden eventualmente contribuir a la demencia. Algunos de ellos, como la edad, no se pueden evitar. Otros, en cambio, pueden abordarse para reducir su riesgo.
Factores de riesgo que no se pueden prevenir
- Edad. El riesgo aumenta a medida que envejecemos, especialmente después de los 65 años. Pero, como dijimos al comienzo, la demencia no es una parte normal del envejecimiento y puede ocurrir en personas más jóvenes.
- Historia familiar. Tener antecedentes familiares de demencia significa un mayor riesgo de desarrollar la afección. Sin embargo, muchas personas con antecedentes en su familia nunca desarrollan sintomatología y muchas personas sin antecedentes familiares sí lo hacen.
- Síndrome de Down. En la mediana edad, muchas personas con síndrome de Down desarrollan la enfermedad de Alzheimer de inicio temprano.
Factores de riesgo que puedes cambiar
Aunque no existe una prevención comprobada, en general, llevar un estilo de vida saludable puede ayudar a reducir los factores de riesgo que se asocian con estas enfermedades. Los siguientes factores de riesgo de demencia son hábitos que se pueden modificar:
- Dieta y ejercicio. Las investigaciones muestran que la falta de ejercicio aumenta el riesgo de demencia. Y aunque no se sabe que una dieta específica evite contraer la afección, se sabe que se manifiesta una mayor incidencia de demencia en personas que comen una dieta poco saludable.
- Consumo excesivo de alcohol. Beber grandes alcohol en cantidad causa cambios en el cerebro. Varios estudios encontraron que los trastornos por consumo de alcohol estaban relacionados con un mayor riesgo de demencia, particularmente la demencia de inicio temprano.
- Factores de riesgo cardiovascular. Tanto la presión arterial alta (hipertensión), como el colesterol alto, la acumulación de grasas en las paredes de las arterias (aterosclerosis) y la obesidad son factores que es mejor controlar a tiempo.
- Depresión. Aunque aún no se sabe bien por qué, la depresión en la vejez podría desencadenar la demencia senil.
- Diabetes. Tener diabetes puede aumentar el riesgo de demencia, especialmente si no se controla bien.
- Cigarrillo. Fumar podría aumentar el riesgo de desarrollar demencia y enfermedades de los vasos sanguíneos.
- Contaminación del aire. Las partículas contaminantes presentes en el aire pueden acelerar la degeneración del sistema nervioso.
- Trauma de cabeza. Las personas que han sufrido un traumatismo craneoencefálico grave tienen un mayor riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer.
- Trastornos del sueño. Las personas que tienen apnea del sueño y otros trastornos del sueño pueden tener un mayor riesgo de desarrollar demencia.
- Deficiencias vitamínicas y nutricionales. Los niveles bajos de vitamina D, vitamina B-6, vitamina B-12 y ácido fólico pueden aumentar el riesgo de demencia.
- Medicamentos que pueden empeorar la memoria. Es preferible evitar los somníferos de venta libre que contienen difenhidramina y los medicamentos utilizados para tratar infecciones urinarias.
¿Cómo prevenir la demencia?
Por el momento no existe una forma infalible de prevenir la demencia, pero hay algunas cosas que puedes hacer que podrían ayudar:
- Procúrate una dieta saludable rica en frutas, verduras, granos integrales y ácidos grasos omega-3.
- Mantén tu mente activa (leer, resolver acertijos y jugar juegos de palabras).
- Practica una buena higiene del sueño.
- Obtén suficientes vitaminas a través de ciertos alimentos, suplementos y exposición al sol.
- Manténte física y socialmente activo (se recomiendan 150 minutos de ejercicio a la semana)
- Deja de fumar.
- Controla tus condiciones de salud subyacente.
- Previene los factores de riesgo cardiovascular, como la presión arterial alta, el colesterol, la diabetes y el sobrepeso.
- Cuídate de los problemas de audición. El tratamiento temprano de la pérdida auditiva, como el uso de audífonos, podría ayudar a disminuir el riesgo.