A medida que envejecemos, nuestro cuerpo cambia y podemos necesitar más ayuda de los demás. Nuestra piel se vuelve más fina y se magulla con más facilidad. Puede que nos cueste más oír, ver y desplazarnos. Como resultado, podemos necesitar ayuda para cosas como bañarnos, cocinar e incluso ir al baño. Aunque esto puede ser difícil de aceptar, hay formas de hacer que la transición sea más suave tanto para el anciano como para sus cuidadores.
Es importante que los cuidadores de las personas mayores estén al tanto de la situación de estas segundas, tanto a nivel de salud como a nivel de intereses y cuidados. Y no solamente los cuidadores, sino también los familiares. Es igual de importante que la familia de la persona mayor en cuestión sepan la situación de ésta, dado que el componente emocional facilitará el cuidado.
Muchos familiares ancianos necesitan ayuda y apoyo, sobre todo a medida que envejecen y las tareas cotidianas se vuelven más difíciles. Es nuestra responsabilidad como miembros jóvenes de la familia ayudar a proporcionar parte de esa ayuda para mantener su calidad de vida y asegurarnos de que pueden seguir viviendo de forma independiente. Desde proporcionar una comida nutritiva hasta ayudar con las tareas domésticas, hay innumerables formas en las que podemos echar una mano. Estas acciones no sólo demuestran nuestro amor y respeto por los ancianos, sino que también nos beneficiarán a nosotros al permitirnos seguir teniendo acceso a valiosos consejos, experiencias vitales y sabiduría durante años.
Cómo cuidar a una persona mayor: todo lo que debes saber
Todo el mundo puede poner de su parte para ayudar a los necesitados. Cuando se trata de hacer la vida más fácil, ya sea a los demás o a nosotros mismos, hay muchas formas de contribuir. Ofrecer algo de tiempo y esfuerzo, donar artículos necesarios como alimentos y ropa, o simplemente ofrecer una palabra amable de apoyo contribuyen en gran medida a mejorar la vida de alguien. También podemos encontrar soluciones creativas adaptadas a las necesidades individuales para facilitar las tareas cotidianas o aliviar el estrés de tener recursos limitados. Ya sea proporcionando transporte a las citas o dando instrucciones sobre el uso de ordenadores y otras tecnologías, los talentos de cada uno pueden aprovecharse a la hora de ayudar con los retos de la vida. Siendo conscientes de nuestro propio potencial y de las necesidades de los que nos rodean, podemos trabajar juntos para hacer la vida de todos un poco más fácil.
- Ofrece tu ayuda a hacer la compra por ellos o ayúdalos con las tareas de casa
Puede que no tengamos los conocimientos médicos para ayudar de una forma más directa, pero poner de nuestra parte ofreciéndonos a hacerles la compra o ayudarles con las tareas domésticas puede ser un verdadero salvavidas para aquellos a quienes queremos y cuidamos y que están lidiando con la enfermedad. Realizar estas sencillas tareas es una forma inestimable de aliviar parte de la presión, ya sea ayudando a aligerar la carga de los ocupados cuidadores o simplemente asegurándonos de que tienen todo lo que necesitan mientras están atrapados en casa. Así que no olvide que cuando tienda la mano a sus amigos y familiares que se enfrentan a problemas de salud, ellos también apreciarán que piense en formas de ofrecerles apoyo práctico.
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Visítalos a menudo para ver cómo están y si necesitan algo.
Es importante velar por la seguridad y el bienestar de las personas a las que cuidamos, sobre todo las mayores o discapacitadas. Visitarles a menudo nos dará una buena idea de cómo se encuentran y cuáles pueden ser sus necesidades. Esto podría ser cualquier cosa, desde comprobar si su botiquín está abastecido hasta asegurarnos de que se han completado todas las tareas diarias. Aunque pensemos que todo va bien, es una forma estupenda de pasar tiempo con las personas a las que queremos y hacerles saber que estamos pendientes de ellas. Realizar visitas periódicas para comprobar cómo se encuentran nuestros familiares o amigos sirve como importante recordatorio de que no están solos y de que cuentan con nuestro apoyo.
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Ayúdalos a mantenerse activos dando paseos con ellos o jugando a juegos con ellos.
Mantener a un ser querido anciano activo e implicado puede ser una forma estupenda de demostrarle que le importa, a la vez que fomenta su bienestar general. Pasear con su familiar o vecino mayor puede proporcionarle no sólo un beneficio físico, ¡sino también social! Otras actividades igualmente agradables son los juegos, como las cartas o el ajedrez. Estas actividades pueden servir de distracción agradable y crear una oportunidad para pasar tiempo de calidad juntos. Ya sea dando un paseo después de cenar o jugando unas rondas a las damas, estas sencillas actividades de interior y exterior ayudarán a su ser querido a mantenerse estimulado mental y físicamente a la vez que le proporcionan compañía a lo largo del día.
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Trátalos sin condescendencia y como a iguales.
Normalmente, sean nuestros familiares o no, tendemos a tratar a las personas mayores como si no estuvieran 100% capacitados para entendernos. Por ejemplo, nos pensamos que nosotros controlamos más la medicación que toman, o quizás que sabemos más cosas. Pero las personas mayores, a priori sin demencia, están igual de capacitadas que nosotros para entenderlo todo y poder gestionar ciertas situaciones. Incluso se pueden sentir ofendidas en muchas ocasiones porque los infravaloramos por el simple hecho de ser mayores, pero es un error que solemos cometer y debemos aprender a rectificar.
En conclusión, nunca debemos olvidarnos de cuidar a nuestros mayores, ya que han hecho tanto por nosotros a lo largo de todas nuestras vidas. Nuestra presencia puede ser un faro de luz en el camino de sus vidas. Por eso te animamos a que visites regularmente a tus familiares mayores y pasar tiempo de calidad con ellos si puedes. No olvidemos que algunos de ellos de hoy en día aún crecieron sin la tecnología moderna, y comparten historias y recuerdos de tiempos lejanos. Un pequeño gesto como éste podría significar mucho más de lo que creemos.