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Deshidratación en ancianos: ¿cuáles son los síntomas?

La salud de nuestros mayores suele ser más delicada que la de un adulto, por lo que muchas veces es necesario tomar precauciones extras cuando las estaciones pueden agravar algunos de los síntomas que puedan padecer. La deshidratación en ancianos suele ser uno de los más comunes, especialmente ahora que el verano llega cada vez más pronto a muchas zonas de España, especialmente en la costa. 

No hay duda de que el agua es un elemento indispensable para todo ser vivo. En el caso de los humanos, aunque su proporción en el cuerpo disminuye de forma natural con el paso del tiempo, no deja de ser importante. De ahí que haya que prestar especial atención a las personas mayores, pues el sentido de la sed va disminuyendo y es posible que no beban ni siquiera la cantidad mínima. Es preciso estar atentos a las señales y entender qué significa y qué podemos hacer para ayudar a solucionar la situación, tanto solo están los familiares como si tiene cuidadores.

¿En qué consiste la deshidratación en ancianos?

Puede que asociemos el término deshidratación a un estado muy grave y avanzado del cuerpo en el que apenas posee agua, pero no significa completamente que el mayor corra un grave peligro de salud. Este estado se produce cuando el cuerpo de una persona mayor no tiene suficiente agua para llevar a cabo sus funciones normales. 

Como hemos comentado antes, es normal necesitar menos agua conforme crecemos, pero no es normal que pasemos sed extrema. La deshidratación puede producirse por múltiples motivos, los cuales explicaremos más abajo, pero lo que debemos de tener claro es que los ancianos son particularmente vulnerables a la deshidratación por varias razones:

Reducción de la sensación de sed

Conforme envejecemos nuestra sensación de sed va disminuyendo, lo que hace que los ancianos no se den cuenta de que necesitan beber más.

Problemas de salud crónicos

Muchas personas mayores tienen condiciones médicas crónicas, como diabetes, insuficiencia renal o enfermedades cardíacas que pueden aumentar el riesgo de deshidratación.

Medicamentos

Algunos medicamentos, como los diuréticos y los laxantes, pueden aumentar la excreción de líquidos y electrolitos, contribuyendo a la falta de líquido en el cuerpo.

Problemas de movilidad

Las limitaciones físicas pueden dificultar el acceso a bebidas, especialmente si una persona depende de otros para obtenerlas. De ahí que siempre recomendemos que se vigile al mayor en caso de que tenga necesidades concretas.

Problemas cognitivos

Las personas con demencia u otros problemas cognitivos pueden olvidarse de hidratarse o no reconocer la necesidad de hacerlo, así que es importante entender qué necesitan y contar con ayuda extra si es posible, como la del reloj de teleasistencia Durcal, capaz de medir las constantes vitales y avisar si detecta algo preocupante.

Grados de deshidratación

Cuando hablamos de deshidratación en ancianos es necesario comentar que no todos los tipos tienen la misma gravedad. Como en cualquier afección o enfermedad, existen niveles de gravedad por los debemos preocuparnos más o menos. Por ello es indispensable entender el grado de deshidratación en el que se encuentra la persona mayor a nuestro cuidado. Todo dependerá de la cantidad de carencia, la edad y la salud de la persona:

Deshidratación leve

Es de riesgo bajo y consiste en los primeros síntomas de esta condición.  Suele poder solucionarse con bastante facilidad.

Deshidratación moderada

Suele aparecer cuando una deshidratación leve no se trata, aunque también puede deberse a otros motivos (patologías). Sus síntomas son más graves y, en ocasiones, pueden requerir de la intervención de profesionales.

Deshidratación severa

Los síntomas son muy graves y se necesita la intervención médica urgente, ya que el cuerpo está sufriendo, no puede solucionarse por medios normales y necesita una rápida rehidratación.

Síntomas leves y graves de deshidratación en mayores

La falta de agua en un organismo es grave en cualquier edad y estado, pero especialmente peligroso en personas mayores, que de por sí cuentan con menos cantidad de líquido en el cuerpo y pueden pasar de un grado leve de deshidratación a uno grave en poco tiempo. Como además muchos mayores ingieren medicamentos que reducen la sensación de sed, la probabilidad de que se produzca algún tipo de falta de agua suele ser probable.

Debemos estar informados y ser capaces de detectar sus síntomas. Algunos de los que delatan una deshidratación leve son:

  • Boca seca
  • Labios secos
  • Piel poco elástica y seca
  • Más sed de lo normal
  • Orinar con poca frecuencia y que el líquido sea oscuro
  • Cansancio
  • Dolor de cabeza

Los casos más graves se darán cuando el grado leve de deshidratación en ancianos no se solucione a tiempo o haya alguna afección subyacente que empeore la situación. Cualquiera de los síntomas que mencionamos a continuación requerirán que la persona mayor sea trasladada a urgencias:

  • Confusión y desorientación
  • Vértigo
  • Tensión arterial baja
  • Respiración rápida
  • Aumento del ritmo cardíaco
  • Dejar de orinar
  • Bajo flujo sanguíneo
  • Delirios
  • Pérdida de consciencia (casos extremos)

Causas de la deshidratación en ancianos

El hecho de ser una persona mayor ya es un riesgo de por sí para la deshidratación, pues la reserva de líquidos en el cuerpo es mucho menor. Si a ese factor sumamos la falta de sensación de sed, es muy probable que el cuerpo no reciba la cantidad necesaria de líquido.

Un estudio reveló que existe una relación muy estrecha entre personas mayores con infecciones y deshidratación. Algunas de las causas más frecuentes que señala la investigación de deshidratación en ancianos son:

  • Disminución de sodio y agua en el cuerpo
  • Orinar en exceso
  • Insuficiencia suprarrenal
  • Desperdicio renal de sal
  • Vómitos
  • Diarrea
  • Exceso de alcalinidad sanguínea por un aumento de bicarbonato en sangre que no se absorbe en el riñón
  • Sudoración excesiva
  • Quemaduras
  • Fiebre
  • Diabetes
  • Hipernatremia esencial (altera el mecanismo de la sed)
  • Hipodipsia (sensación de sed anormal)

Tratamiento y prevención

Ya hemos entendido los síntomas y las causas de la deshidratación en ancianos pero, ¿cómo podemos solucionar el problema? Todo dependerá del grado de falta de líquidos en el que se encuentre el mayor. Si es leve basta con recordarle de beber agua con frecuencia puede revertir la situación. 

Si hay pérdida de minerales una buena solución es alterar el consumo de bebidas energéticas con agua, ya que las primeras contienen electrolitos, elemento que el cuerpo pierde durante el proceso de deshidratación.

Si el grado es grave o más severo será necesario acudir a un centro de salud para que la persona mayor sea tratada adecuadamente. Es posible que le administren algún medicamento concreto o incluso tratamientos intravenosos (el efecto es más rápido). En el caso de que la deshidratación se deba a una enfermedad, será papel del médico realizar un diagnóstico y ofrecer un tratamiento que para la deshidratación que no altere al que ya está aplicándose para la enfermedad.

Cuando es momento de ayudar a un mayor a que consuma más agua, es posible que no quiera porque al no tener sensación de sed no le apetezca beber o porque no quiera ir muchas veces al baño. En casos como este lo mejor es seguir alguna de estas medidas:

Tomar líquidos sin que sea siempre agua

En vez de insistir siempre en que el mayor beba agua se le pueden dar también gelatinas, verduras ricas en agua como espinacas o espárragos, y frutas como melón, sandía o fresas. De esta forma el proceso no es tan repetitivo y aburrido y pueden probar más cosas. 

Evitar alimentos que deshidraten

Lo que significa reducir el consumo de café, alcohol y bebidas azucaradas, algo que seguramente una persona mayor ya tenga prohibido, pero si no es el caso, es momento de eliminarlo por completo de la dieta.

Crear un ‘horario de líquidos’

Si la persona no quiere levantarse por la noche para ir al baño, es mejor que no beba mucho antes de acostarse. Es importante asegurarse de que tome la cantidad necesaria de líquidos durante el día sin tener necesariamente que obligarla a beber de noche, por lo que lo mejor es crear horarios con unos momentos de líquido programados.

Ingeniárselas para que beba

Es indispensable estar apoyando siempre a la persona mayor y animarla a que beba para facilitar, por ejemplo, la toma de medicamentos, de comida o para aclararse la garganta, entre otras acciones.

Adaptarse a la forma de beber

Algunas personas prefieren tomar uno o dos vasos de agua de una vez, mientras que otras prefieren beber en pequeños sorbos a lo largo del día. Es importante no forzar en ningún momento y saber adaptarse a los ritmos del mayor. Podemos comenzar de forma progresiva e ir viendo qué acepta y qué no.

Adaptar la cantidad

Si se suda más, es necesario beber un poco más de cantidad. Hay que tener en cuenta factores como el calor, si el mayor ha hecho ejercicio ese día o si ha salido a caminar (especialmente si es verano).

Crear una rutina

Beber sin tener sed es posible, pero más difícil. Aunque nunca debemos llegar al punto de forzar, sí es importante insistir un poco todos los días para que la persona adquiera el hábito de beber. Así cuando sea momento de hidratarse, será más fácil.

Acudir al médico si es necesario

Siempre que tengamos dudas o veamos algún síntoma de deshidratación en ancianos deberemos acudir al médico para que descarte que el problema sea mayor y le dé una solución.

Estas estrategias pueden ayudar a prevenir la deshidratación en personas mayores, mejorando su salud y bienestar. Sin embargo, en casos como estos o con otra problemática siempre viene bien tener un poco más de ayuda para saber que nuestro mayor está bien o podemos asistirle si así fuese necesario. Por eso contar con el reloj de teleasistencia de Durcal puede ayudarnos a, como familia, quedarnos más tranquilos y saber que nuestro familiar será atendido si fuese necesario.

Nuestro reloj está conectado 24h al día a la central de emergencias, es capaz de detectar caídas y mide las constantes vitales de su portador. Desde la app Durcal podrás ver la posición exacta gracias al GPS integrado y el mayor podrá avisar a familiares y servicios de emergencia en caso de necesidad con solo pulsar el botón de ayuda o si el propio reloj nota una caída. Si quieres probarlo de forma gratuita o tienes alguna duda, solamente tienes que ponerte en contacto con nuestro equipo, que te ayudará en todo lo que pueda. 

Si deseas obtener más información sobre esta y otras situaciones similares, te invitamos a explorar nuestro blog, donde encontrarás recursos adicionales, artículos informativos y consejos prácticos.

 

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