La tensión arterial es la presión que ejerce la sangre al recorrer los vasos sanguíneos. Si tu presión arterial es alta significa que nuestro corazón tiene que hacer más esfuerzos para bombear la sangre. Por contra, si tu presión arterial es baja, el flujo de sangre no llega en una cantidad suficiente a todas la partes de nuestro organismo y, como consecuencia, recibimos menos oxígeno. Según la Organización Mundial de la Salud, una buena tensión se sitúa entre 120 milímetros de mm Hg (mercurio) la presión sistólica -cuando el corazón late- y 80 mm Hg la presión diastólica -cuando el corazón se contrae-.
A veces, después de un golpe de calor, de una situación de estrés, de un importante esfuerzo, de una deshidratación o por haber comido poco, nuestra tensión arterial puede bajar de manera brusca. Con esta bajada, llegan diferente síntomas: cansancio repentino, sensación de mareo, visión borrosa, debilidad, palidez de cara, náuseas o pérdida de conocimiento.
Algunos consejos sobre la manera de actuar si una persona sufre una bajada de tensión:
- Muchas veces, la bajada de tensión ocurre porque a la persona falta aire. Lo primero que hay que hacer es intentar proporcionarle aire fresco, aflojando la ropa o abanicándola con cualquier cosa que tengamos a mano. También es mejor darle espacio (nada de aglomeraciones de personas).
- Si la persona no ha perdido el conocimiento, una solución es ponerle los pies en alto. De esta manera, la sangre puede circular mejor por todo el cuerpo y aportar oxígeno.
- Puedes ofrecerle una bebida azucarada o isotónica para ayudarle a estabilizar la tensión.
Si sueles tener una tensión baja, existen remedios naturales para ayudarnos a controlar nuestra tensión tales como el chocolate negro, la infusión de menta, de regaliz, de tomillo o de romero, así como las bebidas con cafeína.