Sensación de inestabilidad, sensación de que todo se mueve a tu alrededor… El mareo puede ser muy desagradable, pero rara vez es grave. Existes causas de mareos diversas y con diferentes orígenes.
Las molestias asociadas con los mareos pueden ser el resultado de una disminución de la presión arterial, hipoglucemia (bajo nivel de azúcar en la sangre) o al tomar ciertos medicamentos (psicotrópicos, diuréticos o bloqueadores beta), cuyos efectos secundarios causan una sensación de intoxicación.
Las personas que no se sienten bien en los transportes pueden también experimentar mareos. Entre los movimientos rápidos del vehículo y la información discordante transmitida por los receptores de equilibrio, el cerebro se desorienta y envía informaciones confusas que provocan náuseas y mareos. Todas estas sensaciones son, generalmente, pasajeras.
Distintas causas de los mareos:
Disfunción del oído interno
El laberinto del oído interno es esencial para el equilibrio. Al igual que un giroscopio, detecta la posición de la cabeza y el cuerpo en el espacio utilizando tres canales de orientación diferente que contienen cristales microscópicos, los otolitos. Estos se mueven cuando nos movemos. Luego informan a los centros nerviosos, a través de sensores sensoriales, para que adapten la postura y así evitar caídas. Pero si los otolitos del oído se unen, surge el mareo cada vez que se inclina un poco la cabeza. Esto es lo que los médicos llaman vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB), la causa más común de los mareos.
La incomodidad se disipa cuando el cerebro vuelve a recibir oxígeno adecuadamente. Para mejorar su irrigación, levanta las piernas para alentar el retorno de la sangre al corazón. Los síntomas rara vez duran más de un minuto. Si aparecen cada vez que realizas un movimiento de la cabeza, debes consultar a un especialista.
Otros trastornos del oído pueden ser causas de mareos o vértigo: infección (otitis), inflamación del nervio que conecta el oído interno con el cerebro (neuritis vestibular) o aumento de la presión en el laberinto (enfermedad de Ménière). Estas condiciones se tratan con medicamentos.
Estimulación del nervio vago
Dolor abdominal intenso, esfuerzo físico excesivo o golpe de calor en un espacio cerrado… ¿Sientes que tus piernas se sueltan y todo gira a tu alrededor? Debes estirarte lo más rápido posible y respirar tranquilamente porque es probablemente un síncope vasovagal. Cuando el nervio vago, que va del estómago al corazón y luego al cerebro, se sobreestimula, la tensión y la fuerza muscular disminuyen y el equilibrio se vuelve precario. La incomodidad se disipa cuando el cerebro vuelve a recibir oxígeno adecuadamente. Para mejorar su irrigación, levanta las piernas o respira aceite esencial de menta: contiene terpenos que aumentan la tensión cuando está demasiado baja.
No lo tienes que confundir con un ataque de espasmofilia, que rara vez se acompaña de mareos, pero se manifiesta por jadeo y espasmos. La hiperventilación debida al estrés o las emociones fuertes reduce el nivel de dióxido de carbono en la sangre, lo que causa molestias y puede ser una de las causas de mareos. Para contrarrestarlo, respira tres o cuatro veces en una bolsa de plástico.
¿Cuándo deberías preocuparte por las causas de mareos?
Los mareos pueden ser un signo de deshidratación. Durante una ola de calor, no lo tomes a la ligera porque la caída de la presión arterial puede tener serias repercusiones. Bebe inmediatamente (un vaso cada 20 minutos), preferiblemente agua azucarada o caldo salado, y refresca tu piel con un paño húmedo.
Los mareos repentinos, asociados con dolor de cabeza intenso, vómitos y/o parálisis parcial (en un lado del cuerpo), requieren una consulta de urgencia. Llama a los servicios de emergencia: podría ser un derrame cerebral.