Más del 60% de los trabajadores sufrirá estrés al reincorporarse a su puesto; y hasta 2 de cada 5, depresión postvacacional. Así lo indica el último informe llevado a cabo por Bizneo HR –expertos en software de Recursos Humanos– con motivo de la “vuelta a la oficina” tras el fin de las vacaciones veraniegas.
En concreto, la investigación revela que una alta proporción de trabajadores experimentará estrés, fatiga, falta de adaptación y malestar en estas fechas. Estos sentimientos se relacionan con el fin de las vacaciones, pero también con el nivel de insatisfacción del empleado en su puesto de trabajo.
Esta realidad obedece a factores como la falta de adecuación de los puestos de trabajo a las necesidades del trabajador, la ausencia de retos profesionales y planes de carrera, una retribución inadecuada, la inflexibilidad o las dificultades de conciliación con la vida personal. Esto último es importante para el 80% de los encuestados.
La falta de reconocimiento por parte de los superiores es otro punto esencial para el 70% de los encuestados. En definitiva aspectos que influyen en cómo se siente el trabajador y en la productividad de la organización –los trabajadores satisfechos son un 15% más productivos–.
Pero volvamos con la depresión postvacacional y con los problemas de la vuelta al trabajo.
“Descubrir y atajar a tiempo este tipo de problemas resulta fundamental para evitar complicaciones mayores, sobre todo cuando los síntomas se alargan y superan las dos semanas”, comenta Jonathan Dias, director de Marketing de Bizneo HR. En caso contrario podrían acabar derivando en patologías como el síndrome de Burnout y la depresión. Por no hablar de otras consecuencias físicas y psicológicas a largo plazo.
Los síntomas de la depresión postvacacional:
Sea como fuere, algunos de los síntomas clave para detectar la depresión postvacacional pueden ser:
- Apatía.
- Ansiedad.
- Malestar general.
- Sudoración.
- Falta de concentración.
- Taquicardia y otros síntomas cardiacos y respiratorios.
- Cambios de humor.
- Descenso de la productividad.
En cualquier caso, cabe comentar que estos síntomas afectarán en mayor medida a aquellas personas con escasa tolerancia a la frustración, así como a las que llevan más tiempo sin pasar por la oficina. Por fortuna y por regla general, acabarán por desaparecer en el margen de tres días a dos semanas.