Luchi Martín tiene más de 20 años de experiencia en RRHH, docente y psicología. Actualmente, ejerce como psicóloga en la residencia para personas mayores Mensa y en su consulta privada Psico-Sab. La semana pasada tuvimos el placer de entrevistar a Luchi y conocer cómo es la vida de los ancianos en una residencia así como la labor de un psicólogo con este segmento de la población y la importancia que da a la escucha activa y el acompañamiento de los mayores. Aprovechamos también la charla para pedirle su opinión de Safe365.
Observando tu recorrido profesional hemos visto que también te has dedicado a la educación y recursos humanos. ¿Por qué finalmente has querido enfocarte a la psicología?
La atención a los pacientes siempre es algo que me ha llamado la atención. Yo estudié la carrera de Psicología y cuando salías al mundo laboral debías elegir a qué tipo de psicología querías enfocarte. En aquel entonces estaba la psicología clínica, la psicología industrial y la psicología escolar.
La primera puerta que se me abrió fue en el área de psicología industrial, después pasé al área de educación/formación y también psicología escolar/infantil. Poco a poco continué con mi recorrido laboral, hasta alcanzar mi objetivo actual porque trabajar con pacientes siempre ha sido mi vocación y ahora es a lo que me dedico.
Además de psicóloga en Psico-Sab también ejerces en la Residencia para mayores Mensa. ¿Qué fue lo que te impulsó a especializarte en personas mayores?
Previo a dedicarme de lleno a la atención de pacientes, trabajé como directora de una guardería pero no ejercía de psicóloga, sino que hacía un trabajo más administrativo. Sabía que quería hacer un cambio laboral en mi vida y volver a la psicología que es lo que más me gustaba y para lo que me he formado. Tenía claro que me quería dedicar a ello. Es por eso que empecé a trabajar con pacientes por mi cuenta. Paralelamente me surgió la oportunidad de presentarme a una oferta laboral como psicóloga en la Residencia Mensa y no me lo pensé dos veces. La idea de atender a personas mayores, escucharles o acompañarles en la última etapa de sus vidas, era algo que en mi cabeza sonaba bien. No tenía experiencia en ese sector, pero me atraía mucho desarrollar mi labor como psicóloga en la atención a la última etapa de la vida. Y la directora del centro confió en mí y yo en ella. Ahora sé que hice bien porque me siento muy a gusto trabajando en este sector.
Cuando se empieza a notar el deterioro de una persona es cuando se pone algún mecanismo en marcha, como acudir a una residencia. Es decir, la residencia es la consecuencia de algo
¿Qué problemas psicológicos son predominantes en las personas mayores?
El mayor problema que veo es el deterioro cognitivo de las personas que están en residencia. Con deterioro cognitivo me refiero al que te impide llevar tu día a día con autonomía. Hay muchos niveles de deterioro. Desde no recordar qué día es hoy, a no recordar tu fecha de nacimiento, o no recordar si has tomado o no el desayuno. Se me viene a la mente el caso de una residente, sin deterioro cognitivo, con quien puedes tener una conversación, e incluso está al día de la actualidad, pero ha perdido algún valor como podría ser la empatía. Es decir, es plenamente consciente de su vida personal pero no siempre es capaz de ponerse en el lugar del otro.
Volviendo al tema del deterioro cognitivo, los niveles van desde leve (como no recordar fechas) hasta el más grave, donde la desorientación es completa: temporal, espacial, datos personales… Si a ello le añades un deterioro físico la autonomía de la persona queda gravemente limitada, por ejemplo, cuando una persona mayor no puede llevarse la comida a la boca, se olvida de asearse, de ir a comprar, etc.
¿Consideras que estas personas tienen más problemas en una residencia o en casa? Ex: depresión, soledad, etc.
Considero que la residencia suele ser una consecuencia de algo. Es decir, si una persona mayor vive sola en casa y tiene relación con sus hijos o familiares, y la familia se va dando cuenta poco a poco de los pequeños deterioros que pueda tener, es a partir de aquí que los hijos ponen en marcha herramientas como podrían ser que la persona mayor vaya a vivir a casa de alguno de ellos, contratar a una persona cuidadora o buscar una residencia. En resumen, cuando se empieza a notar el deterioro es cuando se pone algún mecanismo en marcha. No es que los problemas “aparezcan en las residencias”, sino que cuando empieza a haber problemas con el estado de las personas, las residencias son una de las posibles soluciones, alternativa para ofrecer los cuidados que la persona necesita.
Comentar que me estoy enfocado en el deterioro cognitivo pero también podría hablar de temas como la depresión o la ansiedad en la residencia. Hay varios tipos de situaciones que viven las personas que acuden a las residencias. La primera son las personas que vienen concienciadas de la situación. Es decir, son conscientes del ritmo de vida de sus hijos y la dificultad de estos para ofrecerles cuidados las 24h del día y que la mejor opción para ellos es estar en una residencia donde van a estar acompañados, les limpian la habitación y les hacen la comida, etc. En este primer caso no habría depresión. En cambio, las personas mayores que sí pueden padecer depresión o ansiedad son las que se sienten “traicionados”, las que sienten que sus hijos se han querido deshacer de ellas y llevarlas a una residencia a toda costa. En estos casos puede existir depresión porque se suma la percepción del “engaño” que sienten con el deterioro cognitivo de no ser consciente de la realidad. Es decir, la depresión va un poco ligada al deterioro y a la aceptación o no de la situación.
En la residencia donde trabajo hay de todo, hay alguno que reniega de su situación y otros que están encantados aún siendo conscientes de que están en la última etapa de su vida y se sienten bien con los cuidados que reciben. Además, reciben con alegría la visita de sus familiares. Al contrario de los que se sienten “engañados” que cuando reciben visitas les muestran su enfado.
El mayor problema de las personas mayores en residencia suele ser el deterioro cognitivo, la depresión y la ansiedad
¿En qué puede ayudar un psicólogo a una persona mayor? ¿Cómo reaccionan ellos a este tipo de ayuda?
En mi caso siempre me he encontrado que la reacción es de un total y sincero agradecimiento. No puedo evitar acordarme de casos reales como un señor que vino a vivir a la residencia voluntariamente junto con su mujer porque ella padecía un gran deterioro y, necesitaba cuidados 24h, él decidió acompañarla: vivir junto a ella en la residencia. Al año siguiente la mujer murió, él podía haber decidido volver a su domicilio o con sus hijos, pero optó por seguir viviendo en la residencia. Actualmente cuando tiene algún bache físico como por ejemplo una bronquitis está más preocupado o triste. Entonces en estos casos hay que estar a su lado, hablar con él, hacerle entender que estará un tiempo enfermo pero que se recuperará y le intento cambiar el ánimo. Es una persona muy agradecida con toda la ayuda que recibe y me lo muestra.
También pienso en un caso contrario, como por ejemplo en una mujer que no ha acudido a la residencia de forma voluntaria, pero sí tiene un grado leve de deterioro cognitivo que le impide valorar su situación real y, por tanto, está a “regañadientes”. Esta mujer cree que está bien pero lo cierto es que se olvidaba cosas que en su vida diaria le impedían llevar a cabo sus actividades y cuidados habituales y por eso decidieron buscar una residencia para ella. Cuando hablo con ella intento que vea lo positivo, alegrarle el día. Y a pesar de que es de “lágrima fácil”, siempre agradece mis palabras y gestos con ella. El acompañamiento y la escucha activa es muy importante a nivel emocional.
En el caso de la residencia ¿es voluntario el contacto con el psicólogo/ psicóloga o es algo impuesto por los directivos?
El servicio del psicólogo está incluido como también lo está el fisioterapeuta, el servicio médico o la animación sociocultural y resto de cuidados que precisan. Es decir, ellos no deciden cuándo van al psicólogo porque es un servicio que está incluido en las atenciones que reciben. Para mí el contacto es algo básico.
Se me viene a la mente una de las residentes que comentaba antes, que no tiene deterioro cognitivo pero a veces le falta empatía. Ella sí que es un caso poco común porque sin que yo le ofrezca mi atención más que a otros residentes, ella me busca voluntariamente, a veces incluso viene al despacho y me consulta asuntos personales, como preocupaciones familiares o situaciones varias. Me “utiliza” a nivel personal como si viniera a mi consulta privada pero lo cierto es que es la única que hace eso.
También desde dirección me informan de si hay algún caso especial como alguien que está emocionalmente alterado para que le ayude como psicóloga. Ahora mismo hay un caso de una mujer que está excesivamente preocupada por la relación con sus hijos. En estos casos yo intervengo, me siento a su lado a hablar y sobre todo a hacer una escucha activa. Básicamente le doy el apoyo que necesita.
Mi labor es acompañar a las personas mayores y hacer una escucha activa, algo muy importante a nivel emocional
¿Alguna vez has encontrado casos en los que las personas mayores no se dejan ayudar/no quieren participar? ¿Cómo reaccionas en estos casos?
Nunca me he encontrado un caso de alguien que me diga “no me ayudes” o “déjame en paz”. La verdad es que, como ya te he comentado, la reacción que he encontrado por parte de estas personas siempre ha sido de total agradecimiento. También hay que ser respetuoso. Si detectas que a un residente no le apetece mantener una conversación contigo, retirarte amablemente forma parte de una buena atención, reforzando y recordando un mensaje del tipo “si te apetece hablar conmigo, solo tienes que avisarme”
En el caso de tu consulta propia ¿acuden muchos ancianos? ¿Cuáles suelen ser los motivos principales?
Hay pocos casos de personas de más de 65 años que acuden a la consulta. Recientemente tengo un paciente, hombre de unos 64 años, pero no es algo común.
Considero que es algo cultural. Me alegra ver cómo el ir al psicólogo en nuestro país cada vez se va abriendo más: no quiere decir ni que estás loco, ni que te pasa algo grave, sino que una persona necesita una ayuda puntual, nada más. Esto poco a poco va cambiando pero los que vienen de generaciones más antiguas no lo tienen tan interiorizado.
¿Cómo es un día normal como psicóloga de personas mayores?
Mi trabajo es dedicarles tiempo y hacer una escucha activa. Combino la atención individual con las actividades grupales.
En las actividades grupales se mezclan los trabajos cognitivos, con la interacción entre residentes, y la expresión de emociones y/o pensamientos personales. Por mi parte disfruto haciéndoles participar y expresarse. Siempre estoy pensando en cosas para hacer e involucrar a un grupo grande, a través de la escucha activa. Por ejemplo, si trabajamos haciendo una actividad que consista en ver fotos de juguetes o juegos antiguos donde el objetivo inicial es que interaccionen y trabajen a nivel cognitivo recordando vocabulario… en segundo lugar, pero no menos importante también se intenta llegar a su nivel más personal, emocional, despertarles los recuerdos propios y hacer una escucha activa de estos: ¿Cuál era su juguete o juego favorito? ¿con quién o dónde jugaban?, etc.
Al final de estos ejercicios me gusta preguntar si les ha gustado, si han disfrutado con el tema o la actividad propuesta y la respuesta que siempre me encuentro es: “hemos pasado un ratito distraídos”. Es algo que me parece curioso porque mi objetivo es que hagan gimnasia mental, es decir, que trabajen las neuronas y también que conecten con sus emociones, pero el suyo, en cambio, es pasar un rato porque a esa edad disponen de mucho tiempo libre.
Algo que también me gusta de mi trabajo es el trato personalizado. En mi caso le doy los buenos días a cada uno y me quedo un rato charlando con ellos. Me parece algo básico darles atención aunque solo sea un minuto y medio a cada uno.
¿Qué crees que debe tener en cuenta una persona que cuida a personas mayores? ¿Qué consejos le darías?
Creo que lo más importante es cuidarse a uno mismo. Es decir, si las circunstancias familiares cambian porque los mayores de la familia necesitan que alguien se haga cargo de ellos está claro que si te conviertes en su cuidador/a tu tiempo va a cambiar. No obstante, se ha de intentar buscar momentos para uno mismo, dentro de lo que sea posible.
A las personas que deciden llevar a sus padres a una residencia daría el mismo consejo: cuídate tú. Creo que una persona no debe dejar de hacer lo que le gusta por ir a ver a sus familiares a la residencia, también debe sacar tiempo para continuar con su vida normal.
Mi objetivo es que trabajen las neuronas y que conecten con sus emociones, pero el de los ancianos es pasar un rato porque a esa edad disponen de mucho tiempo libre
Desde el punto de vista de la salud mental de las personas mayores ¿crees que es mejor envejecer en casa o en una residencia?
Depende. En este caso no hablaría de envejecimiento porque puede variar mucho en cada caso. Puedes encontrar a una persona de 60 años con una salud delicada que dificulte su autonomía o a una de 80 que sale cada día a correr. Hablaría más bien de deterioro de salud.
Si una persona es mayor pero su nivel de salud le permite cuidarse, salir y ser independiente esto quiere decir que puede envejecer perfectamente viviendo sola. Si esta persona, en cambio, tuviera un deterioro acabaría de envejecer en casa de su familia, con un cuidador o en una residencia. Es por esto que creo que depende de cada caso porque terminar la vida en casa o en una residencia va a variar mucho dependiendo de cómo esté la salud de cada persona.
¿Crees que nuestra aplicación es un buen invento para que los ancianos se sientan tranquilos y seguros sabiendo que su familia le puede ayudar rápidamente si ocurre algo?
Sí, personalmente creo que sí. No cabe duda de que es un elemento de seguridad que puede proteger tanto a personas mayores como a otros familiares. Considero que una persona con deterioro cognitivo puede tranquilizarse sabiendo dónde están sus familiares, por ejemplo.
¿Consideras que puede ser algo positivo para ellos el hecho de estar conectados con sus familiares durante el día? (saber dónde están, tener interacción con ellos, tener feedback, etc.)
Sí, totalmente. Justo ahora he pensado en una vecina, que está en perfecto estado pese a su edad, y creo que le gustaría tener esta interacción con su familia a través de la aplicación, además del frecuente contacto presencial que mantienen. Posiblemente le haría sentir bien el hecho de estar conectada con su familia y ser partícipe de lo que están haciendo.
Safe365 es un elemento de seguridad que puede proteger tanto a personas mayores como a otros familiares. (…) Una persona con deterioro cognitivo puede tranquilizarse sabiendo dónde están sus familiares a través de Safe365.
¿Qué recomendaciones le darías a los usuarios que usan la aplicación para que hagan un uso correcto de ella?
Recomendaría que no se utilice como una herramienta de control. Aunque con la necesidad de tener el consentimiento explícito de la otra persona, entiendo que las otras personas saben dónde estás sólo si tú quieres que lo sepan.