La hinchazón en los tobillos es un problema que padecen muchas personas en nuestro país. Aunque las principales afectadas son las personas mayores, también puede sufrirlo gente más joven. Existen varias causas por las que los tobillos pueden hincharse. Hoy veremos algunas de ellas y comentaremos qué hábitos podemos introducir en nuestro día a día para aligerar un poco el dolor.
¿En qué consiste la hinchazón de los tobillos?
La hinchazón o edema en los tobillos se origina por la acumulación de líquido en el espacio intersticial. Esto significa que hay líquido fuera de los conductos que lo transportan (sistema venoso y el linfático), lo que es una clara señal de que algo no va bien. El plasma que normalmente circula por nuestras venas o el líquido linfático abandonan los conductos de circulación y salen. Como no tienen a dónde ir, acaban acumulándose en el espacio intersticial (debajo de la piel). El nombre médico de esta aflicción es edema.
Estos no tienen porqué aparecer en ambas piernas obligatoriamente. De ahí que sea necesario diferenciar los que aparecen en una sola de los que aparecen en ambas. Si vemos que solo se presenta en una pierna, siempre se tratará de un problema local y muy concreto. Sin embargo, si afecta a ambas, se tratará de un problema local que afectará a ambas piernas o, como suele ocurrir más a menudo, a un problema general. “Te recomendamos que, si sufres de hinchazón de tobillos o conoces a alguien que lo padezca, acudas al médico para que pueda ofrecerte un diagnóstico concreto”.
¿Por qué se hinchan los tobillos?
Como hemos comentado arriba, hay muchas causas por las que los tobillos pueden hincharse. La mayor parte de las veces se debe a una lesión o edema (exceso de líquido). Veamos qué otras causas pueden estar relacionadas con este problema:
Lesión en pies o tobillos
El esguince de tobillo es una de las lesiones más comunes que se producen en el pie. Esta puede producir inflamación en la zona, haciendo que parezca hinchada.
Si sufres algún tipo de lesión en el pie o en el tobillo (y por ello se te hincha), lo primero que tienes que hacer es acudir al médico para descartar otros diagnósticos. Te dejamos algunos pequeños ejercicios que puedes realizar en casa:
- Reposa el pie.
- Utiliza una tobillera.
- Aplica hielo cubierto en un trozo de tela durante, como máximo, 20 minutos.
- Aplicar una venda de compresión.
- Ten el pie elevado por encima de la cintura.
Celulitis
Aunque solamente nos preocupemos de la celulitis desde un punto de vista estético, se trata de una infección bacteriana de la piel que puede causar enrojecimiento, piel tibia e hinchazón. Las personas con diabetes son particularmente propensas a esta infección. Existen casos (muy poco comunes) en los que una celulitis mal tratada puede poner en riesgo la vida del paciente.
En estos casos es indispensable acudir al médico, el cual puede recetar antibióticos. Si aún así la hinchazón no disminuye o empeora tras unos días de tratamiento, acude al médico enseguida.
Efectos secundarios de la medicación
Algunos medicamentos pueden producir hinchazón de tobillos como efecto secundario. Algunos de ellos son:
- Antidepresivos.
- Píldoras anticonceptivas y fármacos con estrógeno.
- Píldoras de testosterona.
- Bloqueadores de los canales de calcio para la presión arterial alta.
- Esteroides.
Si ves que estás desarrollando hinchazón en los tobillos y estás consumiendo algún medicamento, asegúrate de pedir cita con tu médico de cabecera para hablar con él de los posibles efectos secundarios. Este podrá recetar diuréticos o sugerir métodos para reducir la hinchazón.
Insuficiencia venosa crónica
La insuficiencia venosa crónica (IVC) es el edema más común y afecta a las válvulas de las venas de las piernas. Estas son las que hacen que la sangre fluya hacia el corazón. Si hay una insuficiencia, las válvulas funcionan mal y hacen que un porcentaje de la sangre retroceda y se acumule en la parte inferior de las piernas y los tobillos.
Aunque esta aflicción no es grave, sí puede ser dolorosa, incómoda o incluso causar cambios notables en la piel.
El médico, una vez sepa tu caso, podrá comenzar con un tratamiento:
- Mantener las piernas elevadas para mejorar el flujo sanguíneo.
- Usar medias de compresión.
- Ingerir medicamentos (aspirina).
- Realizar una ablación por radiofrecuencia, que utiliza calor para cerrar la vena afectada.
Coágulos de sangre
Los coágulos de sangre (trombosis) pueden desarrollarse en las venas del brazo o la pierna, lo que se denomina trombosis venosa profunda. Este caso necesita de atención médica urgente, ya que se obstruye el flujo de sangre que regresa al corazón. E
Es posible que, en ocasiones, nuestro propio cuerpo reaccione a este hecho y sea capaz de ir desviando poco a poco la sangre a través de las venas vecinas más pequeñas. Estas, con el tiempo, acabarán haciéndose más grande y podrán soportar el drenaje de la sangre de la extremidad. Sin embargo, si las venas no varían su tamaño, esa extremidad puede seguir hinchada y provocar dolor en el paciente.
Algunas prácticas que las personas que padecen una trombosis venosa pueden practicar son:
- Elevar la extremidad afectada.
- Usar medias de compresión.
- Tomar anticoagulantes.
- Someterse a un procedimiento de stent (un cirujano inserta un tubo stent en la vena para mantenerla abierta).
Embarazo
Durante este proceso, el organismo produce más proteínas para ayudar al feto en desarrollo. Puede afectar los tobillos, los pies, las piernas, la cara y las manos. Una hinchazón leve es completamente normal e inofensiva.
Hay que prestar atención a inflamaciones repentinas en manos y cara, ya que podría indicar preeclampsia, una afección que pone en riesgo la vida de la mujer. Esta enfermedad se caracteriza por una elevada presión arterial y la aparición de proteínas en la orina. Puede causar diversos síntomas (dolor de cabeza, cambios en la visión, aumento de peso y edema).
Algunos de los remedios caseros para ayudar a reducir el dolor de la hinchazón de tobillos durante el embarazo son:
- Comer alimentos ricos en potasio.
- Reducir el consumo de sal.
- Evitar la cafeína.
- Usar zapatos cómodos.
- Utilizar medias de soporte.
- No estar de pie durante mucho tiempo seguido.
- Subir los pies al descansar.
- Aplicar compresas frías.
- Utilizar ropa holgada.
- Limitar el tiempo al aire libre durante épocas de calor.
- Ir a la piscina.
Linfedema
El linfedema es una inflamación que afecta a los tejidos blandos de brazos o piernas (se incluyen los tobillos). Se produce por una acumulación de un líquido llamado linfa, compuesto principalmente de glóbulos blancos. Si hay algún tipo de obstrucción o daño al sistema linfático afecta al correcto proceso de eliminación de infecciones.
El linfedema puede deberse a algunas infecciones, al cáncer o a la extirpación quirúrgica de los ganglios linfáticos. El daño que produce en el sistema linfático es irreversible, por lo que el objetivo del tratamiento es reducir la hinchazón y prevenir otros síntomas.
Algunos tratamientos incluyen:
- Usar prendas de vestir y vendas de compresión.
- Aumentar el ritmo cardíaco y respiratorio realizando ejercicio.
- Masajes realizados por un terapeuta entrenado en el tratamiento del linfedema.
Insuficiencia cardíaca
Cuando el corazón no puede bombear sangre con la suficiente eficacia se produce una insuficiencia cardíaca. Existen 3 tipos de ella: derecha, congestiva e izquierda. En los 2 primeros casos, una reducción en el flujo de sangre fuera del corazón casba que esta vuelva a las venas. Este movimiento puede conducir a una acumulación de líquido en los tejidos (incluidas piernas y tobillos).
La insuficiencia cardíaca también afecta los riñones, a los que les reduce su capacidad para eliminar la sal y el agua del cuerpo. No existe cura para la insuficiencia cardíaca, pero hoy en día contamos con muchas opciones de tratamiento, como medicamentos diuréticos o un control y reducción de la ingesta de líquidos. Estos tratamientos pueden ayudar a reducir la hinchazón de tobillos.
Enfermedad renal crónica
La enfermedad renal crónica es un daño renal permanente que puede empeorar con el tiempo. Los riñones luchan por eliminar los desechos y el líquido extra del cuerpo, lo que puede provocar ciertos síntomas, como hinchazón en los tobillos. Sin embargo, el paciente puede no experimentar ningún síntoma de la enfermedad hasta que se encuentra en las últimas etapas de la enfermedad (enfermedad renal terminal).
Cambiar ciertos hábitos en el estilo de vida puede ayudar a mantener una función renal óptima durante el mayor tiempo posible:
- Reducir la cantidad de sal y grasa en la dieta.
- Mantener una presión arterial saludable.
- Hacer ejercicio moderado durante, mínimo, 30 minutos al día.
- Dejar de fumar.
- Limitar el consumo de alcohol.
- Controlar los niveles de azúcar en sangre.
Enfermedad hepática
Un hígado sano produce albúmina, una proteína encargada de evitar que el líquido salga de los vasos sanguíneos y pase a los tejidos circundantes. Unos niveles bajos de esta proteína (debido a una enfermedad hepática) pueden causar acumulaciones de líquido en piernas, tobillos y abdomen.
Un profesional de la salud podrá recetar medicamentos y dará consejos sobre cambios en el estilo de vida que ayudarán a prevenir o retrasar el daño hepático. Algunos de ellos son:
- Hacer ejercicio moderado de forma regular.
- Llevar dieta saludable.
- Limitar el consumo de sal.
- Evitar el consumo de alcohol.
Hipotiroidismo
El hipotiroidismo afecta, entre otras cosas, a los músculos y articulaciones de muchas formas, llegando a provocar dolor, rigidez e hinchazón. Si se padece hipotiroidismo significa que la glándula tiroides produce muy pocas hormonas. Para verificar los niveles de hormona tiroidea, se realizará un análisis de sangre y se asignará un tratamiento adecuado (normalmente implicará tomar hormonas tiroideas sintéticas).
¿Cuándo consultar a un médico si se hinchan los tobillos?
Ya hemos aprendido que los tobillos pueden hincharse por diversas razones. Por ello, siempre se debe estudiar y analizar a qué se debe y si es más o menos grave. Sin embargo, si tienes alguno de estos síntomas junto a los tobillos hinchados, debes acudir inmediatamente a un médico:
- Calor al tacto o enrojecimiento en el área inflamada.
- Hinchazón que empeora o no mejora.
- Fiebre.
- Aumento repentino de la hinchazón durante el embarazo.
- Antecedentes de enfermedad cardíaca, renal o hepática.
- Falta de respiración y/o aumento del tamaño del abdomen.
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