¿Te ha pasado alguna vez que se te duerme una parte del cuerpo? Esa sensación de hormigueo, como si miles de agujas diminutas te pincharan, se llama parestesia. Es algo muy común que todos hemos experimentado alguna vez, y suele ocurrir cuando mantenemos una postura durante mucho tiempo.
Pero, ¿sabías que la parestesia también puede ser un indicio de una enfermedad más grave? Desde Durcal, te explicamos qué es la parestesia, cuáles son sus síntomas y causas, y cómo puedes diferenciarla de una simple incomodidad pasajera a un problema que requiere atención médica.
¿Qué es la parestesia?
¿Alguna vez has experimentado una sensación tan intensa que pareciera como si miles de hormigas invisibles recorrieran tu piel, explorando cada centímetro de tu cuerpo? Ese molesto e inconfundible hormigueo, a menudo descrito como parestesia, es una vivencia bastante común que la mayoría de nosotros hemos sentido al menos una vez. Se manifiesta como un cosquilleo penetrante, acompañado de pinchazos, ardor, o incluso la sensación de recibir pequeñas descargas eléctricas, y puede ocurrir en prácticamente cualquier zona de nuestro organismo. Generalmente, este fenómeno es el resultado directo de una compresión, irritación o daño en los nervios.
Para ilustrarlo con un ejemplo cotidiano, imagina esa peculiar sensación que surge cuando una de tus extremidades, digamos la mano, “se duerme” tras haber permanecido inmóvil en una posición por un período prolongado. Este adormecimiento, seguido de un hormigueo casi efervescente, es lo que se conoce como parestesia benigna. Esta variante de la parestesia es generalmente temporal y tiende a desvanecerse rápidamente una vez que modificamos nuestra postura, permitiendo así que la circulación sanguínea y la actividad nerviosa vuelvan a su estado normal.
Sin embargo, este intrigante fenómeno no se limita únicamente a experiencias pasajeras y relativamente inocuas. En ciertas ocasiones, la parestesia actúa como un mensajero, señalando la presencia de condiciones médicas subyacentes más severas. Cuando la parestesia se convierte en un síntoma persistente o crónico, puede ser indicativo de una afección denominada distesia. La distesia, a diferencia de la versión benigna que todos conocemos, sugiere que algo más complejo está sucediendo en el sistema nervioso, requiriendo atención y evaluación médica para identificar y tratar la raíz del problema.
Diferencia entre plejia, paresia y parestesia
Esa molesta sensación de entumecimiento, hormigueo o debilidad puede ser causada por diferentes problemas en nuestro sistema nervioso. Hoy hablaremos de tres de ellos: plejia, paresia y parestesia.
Primero, imaginemos que estamos jugando al fútbol y nos dan un fuerte golpe en la pierna. Es posible que después del golpe no podamos moverla por completo. Esto se llama plejia, que es la parálisis total de un músculo o grupo de músculos.
Ahora imaginemos que estamos trabajando en el ordenador durante muchas horas. Al cabo de un tiempo, puede que notemos que nos cuesta mover la mano o que no tenemos tanta fuerza como antes. Esto se llama paresia, que es la parálisis parcial de un músculo o grupo de músculos.
Finalmente, imaginemos que estamos durmiendo y se nos duerme la mano. Al despertar, sentimos un hormigueo intenso y pinchazos. Esta sensación, que también puede ser ardor o picazón, se llama parestesia. No se trata de una parálisis, sino de una alteración de la sensibilidad causada por la presión o irritación de un nervio.
¿Cómo podemos diferenciar entre estas tres condiciones?
- Plejia: Parálisis total de un músculo o grupo de músculos. No hay movimiento en la zona afectada.
- Paresia: Parálisis parcial de un músculo o grupo de músculos. Hay movimiento en la zona afectada, pero con menos fuerza de lo normal.
- Parestesia: Alteración de la sensibilidad en una zona del cuerpo. Se siente hormigueo, pinchazos, ardor o picazón.
Principales causas de parestesia
Aunque este hormigueo ser algo pasajero y leve, como cuando se nos duerme una mano por mantenerla en la misma posición durante mucho tiempo, también puede ser un indicio de un problema más grave.
¿Cuándo debemos preocuparnos por la parestesia?
Si el hormigueo es intenso, persistente y sin causa aparente, es importante prestar atención y consultar a un médico para determinar la causa. Algunas de las causas más comunes de la parestesia son:
Enfermedades neurológicas:
- Esclerosis múltiple: una enfermedad autoinmune que afecta al sistema nervioso central.
- Encefalitis: una inflamación del cerebro.
- Mielitis transversa: una inflamación de la médula espinal.
- Fibromialgia: un trastorno que causa dolor crónico y fatiga.
Accidentes cerebrovasculares:
- Ictus: una interrupción del flujo sanguíneo al cerebro.
- Aneurisma cerebral: una protuberancia anormal en un vaso sanguíneo del cerebro.
Otras causas:
- Infecciones virales: como el VIH o el Covid persistente.
- Vacunas: en algunos casos raros, se han asociado con la parestesia.
- Hernia discal: una protuberancia del disco intervertebral que puede presionar un nervio.
- Ansiedad o estrés: pueden causar tensión muscular y afectar la sensibilidad.
- Migrañas: pueden provocar diversos síntomas neurológicos, incluyendo la parestesia.
- Diabetes: puede dañar los nervios y causar parestesia.
- Consumo excesivo de alcohol: puede afectar la función nerviosa.
- Deficiencias nutricionales: la falta de vitaminas B12, B6, B1 o ácido fólico, así como de minerales como el potasio, el sodio y el calcio, puede causar parestesia.
Parestesia por estrés y por ansiedad
La parestesia se caracteriza por una sensación de hormigueo, pinchazos o entumecimiento en diferentes partes del cuerpo. En el caso del estrés y la ansiedad, la parestesia suele aparecer y desaparecer sin causa física aparente. No es dolorosa, pero sí puede ser molesta e incluso interferir con nuestras actividades cotidianas.
Cuando estamos bajo estrés o ansiedad, nuestro cuerpo libera una serie de hormonas que preparan al cuerpo para “luchar o huir”. Esto implica un aumento del ritmo cardíaco, la presión arterial y la tensión muscular. Esta respuesta natural tiene como objetivo protegernos ante el peligro.
Sin embargo, si el estrés o la ansiedad se mantienen en el tiempo, la tensión muscular puede comprimir los nervios, provocando la sensación de hormigueo o entumecimiento característica de la parestesia.
¿Qué situaciones pueden desencadenar la parestesia por estrés y ansiedad?
- Cambios importantes en la vida: mudanzas, pérdida de empleo, fallecimiento de un ser querido.
- Problemas en el trabajo o en las relaciones personales.
- Preocupaciones económicas o problemas de salud.
- Falta de sueño o descanso.
- Consumo excesivo de cafeína o alcohol.
¿Cómo aliviar la parestesia por estrés y ansiedad?
La mejor manera de aliviar la parestesia por estrés y ansiedad es abordar la causa raíz:
- Técnicas de relajación: yoga, meditación, mindfulness.
- Ejercicio físico regular.
- Dormir lo suficiente.
- Alimentación saludable.
- Evitar el consumo excesivo de cafeína y alcohol.
- Terapia psicológica: puede ayudarte a gestionar el estrés y la ansiedad de manera eficaz.
Si la parestesia es intensa o persistente, es importante consultar a un médico para descartar otras posibles causas.
Parestesia facial por ansiedad y la craneal
La parestesia facial y craneal se refiere a la sensación anormal de hormigueo, pinchazos o entumecimiento en la cara, el cuero cabelludo o el cráneo. Puede ser temporal o permanente, afectar a un lado o a ambos lados de la cara, y presentarse de forma leve o intensa.
Son unas de las más habituales en estos contextos, aunque en las manos y los pies también suelen estar bastante presentes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al estrés como el conjunto de reacciones que prepara al organismo para la acción. La ansiedad es una respuesta natural al estrés. Sin embargo, cuando se vuelve excesiva o crónica, puede desencadenar diversos síntomas físicos, incluyendo la parestesia.
¿Qué debo hacer si tengo parestesia facial y craneal?
Si la parestesia es intensa, persistente o se acompaña de otros síntomas como dolor, debilidad o pérdida de sensibilidad, es importante consultar a un médico para descartar otras causas.
¿Cómo puedo reducir la ansiedad y prevenir la parestesia facial y craneal?
- Técnicas de relajación: yoga, meditación, mindfulness.
- Ejercicio físico regular.
- Dormir lo suficiente.
- Alimentación saludable.
- Evitar el consumo excesivo de cafeína y alcohol.
- Terapia psicológica: puede ayudarte a gestionar la ansiedad de manera eficaz.
Duración de la parestesia por ansiedad:
Normalmente suele ser puntual, aunque en periodos de más ansiedad puede durar todo el día de manera intermitente. Aun así, es transitoria y se va cuando nos relajamos y reducimos la ansiedad. Sucede lo mismo en el caso de ser originada por estrés.
Se pueden recurrir a diferentes actividades y técnicas para ayudar a que volvamos a una situación normalizada: una rutina de ejercicios o, en el caso de las personas mayores, caminar para minimizar la sensación de adormecimiento en las extremidades.
Parestesia por otras causas
Esa sensación de hormigueo, pinchazos o entumecimiento que a veces experimentamos puede ser una señal de nuestro cuerpo que no debemos ignorar. La parestesia, como se le conoce en el mundo médico, puede tener diversas causas, algunas más comunes que otras.
Explorando el sistema nervioso:
Empecemos por las afecciones del sistema nervioso central (cerebro y médula espinal), que pueden desencadenar parestesia:
- Accidentes cerebrovasculares (ACV): una interrupción del flujo sanguíneo al cerebro que puede causar daño a las células nerviosas. Imagínalo como un atasco en una autopista: las células del cerebro no reciben el oxígeno y los nutrientes que necesitan para funcionar correctamente.
- Ataques isquémicos transitorios (mini-ACV): episodios breves de interrupción del flujo sanguíneo al cerebro. Son como pequeños atascos que se resuelven por sí solos, pero que pueden ser un aviso de un ACV mayor.
- Mielitis transversa: una inflamación de la médula espinal que afecta a la transmisión de las señales nerviosas. Es como si el cableado que conecta el cerebro con el resto del cuerpo estuviera dañado.
- Encefalitis: una inflamación del cerebro que puede causar diversos síntomas neurológicos. Es como si el cerebro tuviera una infección que lo está inflamando.
- Aneurisma cerebral: una dilatación anormal en una arteria del cerebro que puede romperse y causar un ACV. Imagina un globo que se infla demasiado y que puede explotar en cualquier momento.
- Esclerosis múltiple: una enfermedad autoinmune que afecta al sistema nervioso central. Es como si las defensas del cuerpo atacaran por error a las células del sistema nervioso.
- Hernia de disco: una protuberancia del disco intervertebral que puede presionar un nervio. Es como si un colchón se saliera de su sitio y presionara una tubería.
- Crisis epiléptica: descargas eléctricas anormales en el cerebro que pueden causar diversos síntomas, incluyendo la parestesia. Son como pequeñas explosiones eléctricas en el cerebro.
- Tumores: tanto en el cerebro como en la médula espinal pueden afectar la función nerviosa y provocar parestesia. Son como crecimientos anormales que pueden presionar o dañar los nervios.
Explorando los nervios periféricos:
Imaginemos nuestro cuerpo como una red eléctrica. Los nervios periféricos son como los cables que llevan la información del cerebro al resto del cuerpo y viceversa. Cuando estos cables se dañan, podemos experimentar parestesia, esa molesta sensación de hormigueo, pinchazos o entumecimiento.
Causas que afectan a uno o varios nervios:
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Síndrome de Guillain-Barré: una enfermedad autoinmune que ataca a los nervios periféricos, como si las defensas del cuerpo se confundieran y atacaran a los cables por error. Suele empezar en las extremidades inferiores y puede ascender por el cuerpo.
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Mononeuropatías: daño a un solo nervio. Un ejemplo es el síndrome del túnel carpiano, que afecta al nervio mediano en la muñeca y causa hormigueo y entumecimiento en la mano.
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Polineuropatías: daño a varios nervios. Algunas causas comunes son la diabetes, el alcoholismo, la deficiencia de vitamina B12 o ácido fólico, alteraciones en el equilibrio de calcio, potasio o sodio, tóxicos, fármacos y numerosas patologías infecciosas.
Enfermedades infecciosas:
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Culebrilla o infección por herpes zóster: un virus que afecta los nervios y puede causar parestesia en la zona afectada.
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Enfermedad de Lyme: transmitida por la picadura de una garrapata, puede afectar el sistema nervioso y causar parestesia.
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Lepra: una enfermedad infecciosa crónica que afecta la piel y los nervios, pudiendo causar parestesia.
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Sífilis: una enfermedad de transmisión sexual que puede afectar diversos órganos, incluyendo el sistema nervioso y causar parestesia.
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VIH/Sida: el virus del VIH puede atacar el sistema nervioso y causar diversos síntomas, incluyendo la parestesia.
Otras causas menos conocidas:
Existen otras enfermedades, algunas de ellas hereditarias, que también pueden causar parestesia.
Tipos de parestesias:
Si nos centramos en los tipos que hay, podemos destacar tres:
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arestesia de Berger: una sensación de hormigueo, debilidad o pérdida de sensibilidad que suele presentarse en las extremidades inferiores de jóvenes y personas mayores. No se conoce su causa exacta, pero puede ser un aviso de un problema subyacente.
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Sinagesia: una sacudida repentina e involuntaria de los músculos de la lengua. Puede ser causada por neuropatías leves, problemas de articulación temporomandibular, disfunción cognitiva o incluso traumas psicológicos.
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Parestesia de Bernhardt: trastornos sensitivos en las partes del cuerpo que reciben la señal del nervio femorocutáneo, ubicado en el plexo lumbar. Puede ser causada por exceso de alcohol, enfermedades infecciosas, diabetes o traumatismos.
Recuerda:
- La parestesia puede ser un síntoma de diversas enfermedades, algunas de ellas graves.
- Es importante consultar a un médico para obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.
- Cuidar tu salud general es fundamental para prevenir la parestesia y otras enfermedades.
¿Cómo se siente la parestesia?
La experiencia de la parestesia se manifiesta de diversas maneras, presentando un espectro de sensaciones que varía desde un leve cosquilleo hasta sensaciones más intensas como entumecimiento, debilidad muscular, calambres, pinchazos agudos o una notable rigidez en la zona afectada. No es raro observar que, junto con estas sensaciones, se experimente una disminución en la funcionalidad de la extremidad o región corporal implicada, lo cual puede interferir con las actividades cotidianas del individuo. Además, en algunos casos, se describe una peculiar sensación de frío que se extiende por el área afectada, sensación que tiende a atenuarse o desaparecer conforme se resuelve la parestesia, acompañada de una notable reducción en la sensibilidad al tacto o a cambios de temperatura.
Entre las manifestaciones más habituales de este fenómeno, destaca la sensación de hormigueo, especialmente prominente en brazos y piernas. Este síntoma puede surgir en cualquier momento, aunque es particularmente común experimentarlo durante la noche. La parestesia nocturna, como se le conoce, suele ocurrir mientras dormimos, manifestándose como una incómoda sensación que puede interrumpir nuestro descanso. Afortunadamente, este tipo de parestesia es generalmente transitoria y tiende a desvanecerse en cuestión de minutos una vez que cambiamos de posición o movemos la extremidad afectada para restaurar la circulación normal y aliviar la presión sobre los nervios involucrados.
¿Dónde se suele tener parestesia?
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Parestesia dental: una sensación de hormigueo, entumecimiento o dolor en los dientes o las encías. Puede ser causada por una infección dental, una lesión en la boca o un procedimiento dental.
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Parestesia facial o en la cara y en la cabeza: puede ser causada por problemas con los nervios faciales, como la neuralgia del trigémino o la parálisis de Bell. También puede ser un síntoma de un ACV.
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Parestesia cutánea: una sensación de hormigueo, picazón o entumecimiento en la piel. Puede ser causada por daño a los nervios, infecciones, alergias o enfermedades de la piel.
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Parestesia en las manos u hormigueo en las manos: puede ser causada por el síndrome del túnel carpiano, lesiones en los nervios o enfermedades como la diabetes.
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Parestesia en miembros inferiores o entumecimiento de miembros inferiores: puede ser causada por problemas en la columna vertebral, ciática, enfermedad de la arteria periférica o diabetes.
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Parestesia en pies u hormigueo en los pies: puede ser causada por neuropatía diabética, fascitis plantar o lesiones en los nervios.
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Parestesia de piernas, pérdida de sensibilidad en la pierna o cosquilleo en las piernas: puede ser causada por problemas en la columna vertebral, ciática o enfermedad de la arteria periférica.
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Parestesia en todo el cuerpo: puede ser un síntoma de una enfermedad grave, como un ACV, esclerosis múltiple o una infección.
¿Cuándo preocuparse por parestesias y qué hacer en caso de sufrirla?
Es recomendable buscar la opinión de un especialista en neurología cuando las sensaciones de parestesia persistan por un período extendido, ya que esto podría indicar una complicación subyacente relacionada con el sistema nervioso. Una evaluación detallada por parte de un profesional es crucial para desarrollar un plan de tratamiento personalizado, especialmente en el caso de las personas mayores, donde el manejo de la parestesia puede requerir enfoques específicos.
Identificar la causa subyacente de la parestesia es un paso esencial para determinar el tratamiento más adecuado:
- En situaciones donde la parestesia es el resultado de una enfermedad neurológica o degenerativa, parte del plan de tratamiento puede incluir sesiones de neurorrehabilitación y fisioterapia. Estas intervenciones están diseñadas para aliviar los síntomas asociados con la presión sobre los nervios, mejorando así la calidad de vida del paciente.
- Si la causa de la parestesia se debe a una postura inadecuada o movimientos repetitivos, es fundamental adoptar cambios en el estilo de vida para prevenir su aparición. Evitar el sedentarismo e incorporar actividad física regular en la rutina diaria son medidas clave para mitigar los síntomas. La actividad física no solo mejora la circulación y reduce la presión sobre los nervios, sino que también contribuye a la salud general del organismo.
- En los casos donde la parestesia es ocasionada por un desequilibrio vitamínico o mineral, consultar a un nutricionista puede ser de gran ayuda. Un especialista en nutrición podrá evaluar la dieta del paciente y, si es necesario, recomendar la suplementación apropiada para corregir cualquier deficiencia.
Abordar la parestesia con un enfoque integral, que incluya tanto el tratamiento de la causa subyacente como la implementación de prácticas saludables en la vida diaria, es fundamental para manejar efectivamente los síntomas y mejorar el bienestar general del paciente.
En el caso de las personas mayores:
Es importante recordar que la parestesia es más común en las personas mayores. Si experimentas parestesia, es importante que consultes a un médico para descartar cualquier problema grave.
Signos de alarma:
Es necesario consultar a un médico si hay parestesias o debilidad repentinos, el adormecimiento se extiende progresivamente a otras partes del cuerpo, se padecen problemas para respirar, hay incontinencia debida a la pérdida de control de la vejiga y del intestino, la sintomatología afecta a ambos lados del cuerpo, se pierde sensibilidad en la cara y el torso o se duerme el brazo o la pierna por completo, alteración en el nivel de conciencia, cambios en la visión, problemas para hablar o que las parestesias ocurran, por ejemplo, justo después de un golpe en la cabeza, cuello o espalda.
En conclusión, la parestesia es una señal intrigante que nuestro cuerpo nos envía, a menudo inofensiva pero en ocasiones indicativa de desafíos subyacentes. Entender sus causas y diferencias con otros trastornos es clave para una atención adecuada. Si desean explorar más temas fascinantes, os invitamos a visitar nuestro Durcal Blog para descubrir una variedad de artículos informativos.
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