Son diversos los estudios que plantean una relación entre la longevidad y el hecho de vivir en o cerca de áreas naturales. Aunque hay otros muchos factores que influyen a la hora de tener una vida más longeva, como mantener una alimentación saludable y realizar ejercicio físico, los datos afirman que estar en contacto constante con la naturaleza también mejora la calidad de vida y, consecuentemente, la alarga.
Diferencia entre entre la longevidad y la naturaleza
En los estudios, cuando se refieren al contacto con la naturaleza no solo incluyen vivir en zonas de campo o cerca de parques, sino también al hecho de tener muchas plantas cerca, ya sea en casa, en el trabajo o convertirlas en un hobbie. De hecho, existen cinco lugares en todo el mundo donde sus habitantes son famosos por su longevidad: Okinawa en Japón, Nicoya en Costa Rica, Icaria en Grecia, Loma Linda en EE.UU. y Cerdeña en Italia.
Estos lugares se catalogan bajo el concepto de “zonas azules” y las personas que viven en estas zonas tienen ciertos factores en común: redes de apoyo social, hábitos diarios de ejercicio y una dieta basada en plantas. Pero, lo más curioso, es que todos ellos comparten otra práctica comunitaria: son aficionados a la jardinería y la practican aún en sus años 80, 90 y más.
Estas personas, además de vivir en entornos naturales, comparten una actividad común en la que tienen una estrecha relación con las plantas. Esta teoría se sustenta con el Estudio de Salud de Enfermeras realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard y del Brigham and Women’s Hospital. En dicho estudio se hizo una investigación a nivel nacional sobre los mayores factores de riesgo de enfermedades crónicas en mujeres, examinando a más de 108.000 mujeres.
Los resultados que salieron del estudio son sorprendentes. Se compararon los riesgos de muerte con la cantidad de vida natural existente cerca de las casas de las mujeres y descubrieron que las mujeres que viven en zonas más verdes tienen una tasa de mortalidad 12% menor que las que viven en áreas menos verdes. Entrando más en detalle, los investigadores encontraron que las mujeres en áreas más verdes tienen una mortalidad 41% menor por enfermedades de riñones, un 34% menor por enfermedades respiratorias y un 13% menor por cáncer que las que viven en áreas menos verdes.
Aunque dicho estudio se realizó solamente con mujeres, se considera que el resultado habría sido similar incluyendo también a hombres. Además, se recalca que el 84% de las participantes del estudio viven en áreas urbanas, por lo que no es necesario vivir en plena naturaleza, sino que cualquier incremento en la vegetación parece vinculada a una mortalidad menor.
Un estudio que también sustenta la teoría que relaciona la longevidad con el contacto con la naturaleza es el realizado sobre la “zona azul” de Ogimi, en Okinawa, Japón. Ogimi cuenta con 3.500 habitantes, de los cuales unos noventa tienen 100 o más años, registrando la mayor concentración de centenarios del mundo. En esta localidad, los problemas cardiovasculares son escasos, y el índice de infartos, cáncer de mama y de próstata se sitúa muy por debajo de la media nacional. ¿Podría deberse todo esto al entorno que tiene el lugar? Se cree que sí puesto que la zona está rodeada de las aguas del Pacífico, la selva subtropical cubre tres cuartas partes del pueblo y ríos y arroyos corren por el pueblo, algo que origina un medio ambiente rico en biodiversidad.
Un dato muy importante es que la zona está repleta de huertos que los propios habitantes cuidan y de los que se alimentan, algo que les lleva a mantener una alimentación saludable basada en frutas y hortalizas. Otro factor por el que los habitantes son tan longevos. Y es que, el estudio plasma que la longevidad de los habitantes de Okinawa no depende de los genes, sino de las costumbres que han tomado alimentándose de forma ecológica, rodeándose de un ambiente natural, y llevando una vida activa.
Así que ya sabéis, si vuestro deseo es vivir más y tener una mejor calidad de vida, rodearse de naturaleza puede ser una ayuda para que esto suceda aunque, como siempre, no existen milagros ni secretos milagrosos para vivir muchos años, solo trucos que en algunos casos pueden ayudar.
La relación entre la longevidad y la naturaleza ha sido objeto de numerosos estudios que revelan vínculos significativos entre vivir en entornos naturales y una vida más larga y saludable. Este fenómeno se suma a otros factores clave, como una dieta equilibrada y la práctica regular de ejercicio, que también influyen en la calidad de vida y, por ende, en la duración de la misma.
Beneficios para adultos mayores: recursos y recomendaciones
Para los adultos mayores, integrar la naturaleza en su vida cotidiana no solo promueve la longevidad, sino que también ofrece beneficios específicos. La jardinería, por ejemplo, no solo es terapéutica sino también estimulante cognitiva. Además, la creación de espacios verdes compartidos puede contrarrestar la soledad, fortaleciendo las conexiones sociales.
Algunos puntos importantes a considerar son:
- Actividades terapéuticas: explorar actividades terapéuticas basadas en la naturaleza, como la jardinería, puede ofrecer beneficios significativos para la salud mental y física de los adultos mayores, proporcionando una forma placentera de mantenerse activos.
- Recursos en línea: acceder a recursos en línea, como tutoriales de jardinería adaptados a las necesidades de los adultos mayores, puede facilitar la incorporación de prácticas naturales en su vida diaria.
- Participación comunitaria: unirse a grupos de jardinería comunitarios no solo brinda la oportunidad de compartir experiencias, sino que también crea una red de apoyo y fomenta la interacción social, aspectos clave para el bienestar de los adultos mayores.
Guía práctica para Integrar la naturaleza en la vida cotidiana
Incorporar la naturaleza en el día a día no tiene por qué ser complicado. Pequeñas acciones, como tener plantas en casa, dar paseos en parques locales o unirse a grupos de jardinería, pueden marcar la diferencia. La disponibilidad de recursos y guías en línea puede facilitar aún más este proceso, brindando información sobre plantas de interior, técnicas de jardinería y actividades al aire libre adaptadas para todas las edades.
Inicio del día con energía natural:
- Desayuno al aire libre: dedica unos minutos cada mañana para disfrutar de tu desayuno al aire libre, ya sea en tu patio, balcón o en un parque cercano. Esta práctica te permitirá absorber la luz natural y respirar aire fresco, estableciendo un tono positivo para el día.
- Paseos matutinos: integra paseos cortos en entornos naturales en tu rutina matutina. Esto no solo proporciona ejercicio ligero, sino también una conexión temprana con la naturaleza que puede aumentar tu energía y enfoque.
Creando un espacio natural en casa:
- Plantas de interior: añade plantas de interior a tu hogar para mejorar la calidad del aire y crear un ambiente más relajante. Plantas como la lavanda, el aloe vera y la hiedra inglesa son excelentes opciones.
- Áreas de descanso verde: designa un rincón verde en tu hogar, ya sea con un pequeño jardín vertical o con macetas. Este espacio te dará un refugio natural para la relajación y la reflexión.
Al seguir estos sencillos pasos, puedes integrar fácilmente la naturaleza en tu vida cotidiana, aprovechando sus beneficios para la salud física y mental.
En conclusión, la conexión entre la longevidad y la naturaleza es innegable, respaldada por estudios y ejemplos concretos en todo el mundo. Al explorar esta relación, no solo descubrimos la importancia de vivir cerca de entornos naturales, sino también cómo integrar la naturaleza en áreas urbanas y cómo esta conexión beneficia específicamente a los adultos mayores. Al adoptar pequeñas prácticas y acceder a recursos disponibles, podemos aprovechar al máximo esta relación para mejorar la calidad de vida y aspirar a una vida más larga y saludable. ¡Descubre la naturaleza que te rodea y hazla parte esencial de tu viaje hacia una vida plena!
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