Con motivo del Día de la Salud Mental, hoy queremos hablar de las enfermedades mentales, como toca. Este tema se ha ido normalizando y visibilizando cada vez más con el paso del tiempo, especialmente estos últimos 5 años. Ahora se puede hablar más abiertamente de cuestiones como la depresión o la ansiedad. El hecho de ir a terapia se ha convertido en una práctica normal para muchas personas. Sin embargo, el foco de estas conversaciones no suele ser los ancianos, cuyas probabilidades de desarrollar alguna enfermedad mental son igual de elevadas y, en ocasiones, con mayor riesgo.
Visibilizar sus afecciones más comunes es una tarea pendiente que tenemos como sociedad, ya que más del 20% de las personas mayores de 60 años sufren algún tipo de problema de salud mental. Es de vital importancia que tanto las familias como el cuidador (si lo tiene) estén al tanto de cualquier enfermedad de la persona mayor y respondan a ella de la forma adecuada. Y eso se consigue con la concienciación y la investigación de la salud mental en personas mayores. ¿Cuáles son las enfermedades más comunes? ¿Por qué ocurren? Veamos algunos de los puntos más importantes y cómo podemos acompañarlos para aliviar un poco los síntomas de estos problemas ‘silenciosos’.
El problema de un mal diagnóstico
Uno de los problemas más graves y preocupantes de las enfermedades mentales en ancianos es uno que, en realidad, también ocurre con personas de menor edad: un mal diagnóstico. Este tipo de problemas son complejos de detectar tanto por el propio paciente (que puede no llegar siquiera a pensar que está sufriendo un trastorno psiquiátrico) como por los familiares o cuidadores e incluso por el personal sanitario.
Hay que pensar que los síntomas normalmente asociados a las enfermedades mentales pueden ‘camuflarse’ y pasar por enfermedades físicas. Si, por ejemplo, a la persona mayor no le apetece salir, antes de pensar en depresión lo achacamos a cansancio o dolor de espalda, entre otras posibilidades. A esto tenemos que sumarle el hecho de que hablar de una enfermedad mental o confesar que es posible que se esté padeciendo una, aunque actualmente no tenemos los mismos problemas, sigue siendo complejo. Especialmente en personas mayores, que arrastran el estigma de su época sobre este tipo de enfermedades.
Por eso, lamentablemente, cerca del 10% de los ancianos sufren depresión y un 15% algún trastorno de ansiedad u otro tipo de problemas relacionados. Como hemos comentado, la mayor parte de este sector de la población ignora los síntomas porque no los asocia a una enfermedad como tal o porque le da vergüenza admitirlos, por lo que solamente buscan ayuda cuando llegan a un estado grave o porque la familia o el cuidador se ha dado cuenta y decide tomar cartas en el asunto.
Factores de riesgo
Para poder ayudar en la detección de una posible enfermedad mental en una persona mayor, es necesario conocer los factores que pueden desencadenarlas. Para este grupo de población, el aislamiento, la soledad y la angustia psicológica (derivada de problemas económicos, pérdida de movilidad, enfermedades, viudedad…) con los más comunes. De hecho, la mayoría de veces son lo que desencadena el desarrollo del trastorno mental.
Y no solo eso: un problema en la mente acaba generando un problema en el cuerpo, y viceversa. Nuestro organismo está estrechamente conectado entre sí, por lo que lo que le ocurra a una parte también afectará a la otra. Una persona mayor con una enfermedad cardíaca, por ejemplo, tendrá más posibilidades de padecer depresión que otra sana. Al mismo tiempo, una depresión no tratada, aunque no se tenga ningún otro problema más, puede derivar en problemas del corazón, especialmente en ancianos.
Los ancianos, como cualquier persona, también son vulnerables al maltrato físico, verbal, psicológico y económico y les afecta emocional y mentalmente. Cuando llegan a una edad en la que hay que estar pendientes de ellos y atenderles, en ocasiones son ignorados por su familia, aumentando su sensación de soledad y de propósito. Como animales sociales, ser excluidos de un grupo nos duele, y esa sensación es una de las más peligrosas, ya que es cuando comienzan a aparecer los problemas de salud mental.
Trastornos de la salud mental en personas mayores más comunes
Aunque existe más, hoy queremos centrarnos en los problemas de salud mental que más afectan a las personas mayores. Antes ya hemos dicho que la soledad y el abandono son situaciones que pueden ser detonantes de un problema de este tipo. Por lo que suelen estar relacionadas con estas sensaciones:
Depresión
Es uno de los trastornos psicológicos más comunes en toda la población, especialmente en las personas mayores, que comienzan a percibir su realidad desde un punto de vista anormalmente pesimista. Quizá por el abandono o la soledad que sienten durante esa edad, pierden autoestima e ilusión por hacer cosas nuevas. Aunque también pueden presentarse otros síntomas más físicos. Como pérdida de peso, anorexia, estreñimiento e insomnio. En los ancianos la cosa empeora porque los síntomas suelen confundirse con enfermedades físicas, por lo que la depresión no se trata debidamente.
Ansiedad
La ansiedad en cantidades adecuadas es necesaria y positiva para nuestro cuerpo; el problema es cuando deriva en problema mental y se alcanza un estado de constante alerta y temor por algo que vaya a ocurrir. La menta anticipa que va a ocurrir algo malo constantemente, sin tener siquiera indicios para ello. Esta enfermedad también viene acompañada de síntomas físicos, como tensión muscular, palpitaciones o sudoración excesiva.
Demencia
Este término, utilizado popularmente en exceso y muchas veces de forma incorrecta, reúne un cuadro clínico en el que se observa un deterioro general de las facultades intelectuales. Este síndrome crónico y de naturaleza progresiva, conlleva una pérdida de memoria y un deterioro del pensamiento y del comportamiento. Realizar tareas habituales puede convertirse en todo un reto y es una de las enfermedades más comunes en ancianos.
Pensamientos suicidas
Aunque no se sabe porque no se habla, los ancianos son un grupo poblacional con un alto porcentaje de pensamientos suicidas. Estos pueden florecer por muchas causas. Pero las más comunes son la pérdida de la pareja o de un familiar o amigo muy cercano. La soledad, el abandono, el rechazo, enfermedades físicas o mentales y/o inseguridad económica.
Tratamiento y calidad de vida
Para que una persona mayor se pueda recuperar de una enfermedad mental es indispensable que los familiares, los amigos y el cuidador (si se cuenta con uno) entiendan y asimilen lo que le está ocurriendo al anciano. Deberán informarse de lo que esa enfermedad conlleva y tratarla como toca.
Las enfermedades mentales en personas mayores suelen hacer que los familiares se impliquen mucho más en la calidad de vida y asuman un papel de mayor asistencia antes incluso de que entren en acción personal e instituciones sanitarias. En estas situaciones no sufre solamente la persona mayor, sino también la gente que le cuida, ya que observan el dolor por el que está pasando. De ahí que sea tan importante prepararse y fortalecer la mente para lo que viene.
Lo más importante será identificar el problema. Hablar con la persona mayor y asegurarle de que no es nada malo reconocerlo para poder tratarlo y ayudarle a mejorar su calidad de vida. Podremos ayudarles y marcar la diferencia fomentando un envejecimiento activo y saludable y creando un entorno propicio para el bienestar.
La importancia del seguimiento médico
Así como en casa es necesario que los familiares apoyen a la persona y realicen un seguimiento de la enfermedad. A nivel médico también habrá que realizar un diagnóstico rápido para poder comenzar con el tratamiento cuanto antes y aliviar todo lo posible el dolor que tiene que estar sufriendo el paciente. Para ello, es necesario:
Algunas consideraciones
- Ayudar en la mejora de la salud física y mental del anciano y en su capacidad funcional y bienestar.
- Identificar las enfermedades físicas.
- Detectar y tratar síntomas de comportamiento que puedan ser síntoma de una enfermedad mental.
- Informar y apoyar a los cuidadores si el anciano cuenta con ellos.
La atención médica general es fundamental para fomentar la salud física y mental tanto de las personas mayores como de cualquier ciudadano, sin importar la edad. El caso de estos es especialmente particular, ya que en muchas ocasiones tendremos que aprender a ‘leer’ cualquier posible síntoma de una enfermedad mental. Hay que tener en cuenta que en la mayoría de los casos no dirán lo que les ocurre y no podremos ayudarles a sanar. De ahí la importancia de saber que, sí, los ancianos también sufren enfermedades mentales, y de que existen ciertos patrones o comportamientos que pueden ser pistas si sabemos verlos.
Esperamos que este post, especialmente en el Día de la Salud Mental, haya ayudado un poco a entender la importancia que debemos darle a este tipo de problemas, ya que causan muchísimo dolor y preocupación, tanto al paciente como a sus seres queridos. De ahí que la visibilización de este tipo de enfermedades en personas mayores sea tan importante y quede todavía mucho camino por recorrer.
Desde Durcal queríamos poner nuestro granito de arena a la causa hablando un poco de ella y decir que, aunque lamentablemente no podemos solucionar el problema, sí podemos ofrecer un poco de tranquilidad con nuestro reloj de teleasistencia, capaz de detectar caídas y con GPS integrado.
Desde nuestra aplicación móvil los familiares podrán comprobar en cualquier momento dónde se encuentra la persona mayor y estarán más tranquilos sabiendo que cuenta con un botón de asistencia activado las 24 horas al día. Si quieres probarlo de forma gratuita o quieres saber más sobre su funcionamiento o si es el adecuado para ti y para tu familia, puedes ponerte en contacto con nuestro equipo.
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