Cuando estamos inquietos, estresados, pasamos por un mal momento, sufrimos episodios de ansiedad, depresión, etc. tendemos a provocarnos una serie de tics nerviosos. Tres de los más comunes son: morderse los labios, las uñas o el pelo. Aunque no suelen ser comportamientos muy graves, si no se llega a la obsesión, se tendrían que intentar minimizar porque a la larga tienen consecuencias más severas.
Morderse las uñas
Este es uno de los tics nerviosos más comunes, también conocido como onicofagia. Suele afectar a las uñas de los dedos de las manos. Es un problema que empieza en la niñez, pero suele afectar más durante la adolescencia.
Si se vuelve un hábito adictivo, las consecuencias más graves que pueden causar son:
- Deformación en las uñas – las uñas serán más pequeñas, frágiles y finas, además de tener un tamaño irregular.
- Inflamación de la piel – la piel de alrededor de la uña se inflama y cambia de color a un tono más rojizo y oscuro.
- Aparición de heridas – el morderse repetitivamente y de forma intensa puede provocar heridas dentro y alrededor de la uña.
- Infecciones – la zona de uñas mordidas se puede infectar por virus, hongos o bacterias.
- Daños en las encías – puede alterar la forma de los dientes y provocar daños en las encías.
Comerse el pelo
La tricofagia es el trastorno compulsivo de comerse el pelo, también es conocido como el Síndrome de Rapunzel. Este está entre los tics nerviosos que afectan más a la población juvenil y provoca consecuencias muy graves si no se para a tiempo.
- Dolor y tensión abdominal – las tensiones abdominales provocadas por comerse el pelo tienen como consecuencia las náuseas y los vómitos.
- Pérdida de apetito – el hecho que cada vez uno tenga menos hambre, provoca la pérdida considerable también de peso.
- Sangrado o perforación intestinal – aunque eso sería en casos muy graves, se puede crear una bola de pelo que tapona las paredes del intestino que se va acumulando con los fluidos corporales y restos de comida, ya que, el cabello no se puede digerir.
Esta obsesión es mejor tratarla con seguimiento psicológico y/o psiquiátrico.
Morderse los labios
Este hábito nervioso también es conocido como dermatofagia. De forma inconsciente, nos mordemos el labio en situaciones que nos superan provocando el sangrado. Si es un hábito muy repetitivo puede crear otros problemas más graves:
- Deformación de los labios – aunque no nos demos cuenta, el repetitivo tic de morderse provoca que poco a poco el labio tenga una posición anormal.
- Agrietamiento, sequedad, hinchazón – no dejas que la piel se regenere de forma correcta y eso provoca que los labios estén más hinchados, secos y agrietados.
- Enrojecimiento – es como cuando te rascas, provocas una enrojecimiento de la zona por la dilatación de los vasos sanguíneos, creando heridas y sangrado.
- Problemas dentales y deglución de alimentos
¿Cómo evitamos estos tics nerviosos?
Aunque es difícil y las personas tienen que hacerlo por voluntad propia, podría ayudar revistiendo las uñas con un esmalte o producto amargo, en el caso de que tu tic sea el de morderte las uñas. Otra opción también sería vendar los dedos con esparadrapo para obstaculizar esa zona, y así evitar morder.
En general, es aconsejable seguir ejercicios de relajación con respiración profunda, la práctica del mindfulness o incluso la auto-hipnosis. Todos estos trastornos tienen que tener un seguimiento psicológico si se vuelven compulsivos y adictivos.