Nuestros miedos más profundos están estrechamente relacionados con nuestro subconsciente, y eso revela mucho sobre nuestra verdadera naturaleza.
Esta imagen representa algunos de los miedos más comunes. Antes de leer este artículo, te proponemos visualizar tus miedos y tomar conciencia de su influencia.
¿Cómo visualizar tus fobias?
Si te consideras tradicional, imprime la foto o dibuja los diferentes miedos en un papel. Rellena la jarra con un bolígrafo/lápiz según la intensidad de tu miedo (puede que algunas jarras se queden vacías, otras llenas y otras rellenadas hasta la mitad).
Por lo contrario, si eres más hábil con las tecnologías, puedes guardar la foto en tu móvil – editar foto – marcación. Usa un lápiz digital para rellenar tus jarras.
Una vez que has visualizado tus miedos, puedes leer lo que dice la psicología sobre algunos de ellos:
- Miedo a los espacios cerrados (claustrofobia). Eres una persona introvertida e intelectual y particularmente brillante en lo que haces. La claustrofobia se describe como el miedo a no poder escapar, no encontrar una salida. Lo mismo en todas las situaciones de la vida. Puede que también tengas miedo a entablar una relación porque eres independiente y tienes miedo a sacrificar tu libertad. Tienes miedo y necesitas sentirte seguro/a en todo momento.
- Miedo a las alturas (acrofobia). Eres una persona compleja por lo que a veces te cuesta hacerte entender. Te cuesta tomar decisiones y a menudo te sientes dividido/a entre las dos partes durante una discusión. Cuando te encuentres en una situación en la que temes el vacío, pregúntate esto: ¿cómo llegaste allí? Subiste a algún lugar para descubrir algo nuevo. Pero ahora que has llegado allí, estás mirando hacia abajo… y de repente eres consciente del peligro (relativo o real). El miedo al vacío y a las alturas es un miedo universal y humano.
- Miedo a las arañas. Tu miedo a las arañas no es realmente preocupante. La aracnofobia es un miedo muy común: un estudio británico ha demostrado que el 32% de las mujeres y el 18% de los hombres comparten el mismo miedo que tú. ¿Por qué tienes miedo a las arañas? Inconscientemente, muchas personas perciben a estos pequeños animales como asquerosos y sucios, y las arañas también están vinculadas a una idea de peligro porque algunas especies son venenosas (lo mismo para el miedo a los insectos). El miedo a las arañas también es una respuesta de disgusto. Puede estar también relacionado con el miedo a ser mediocre, a no estar a la altura del desafío, a ser una persona “común”.
- Miedo a la oscuridad. La oscuridad no te asusta en sí mismo: es más bien la sensación de no ver lo que está frente a ti. Si tienes miedo a la oscuridad, es sobre todo porque tienes miedo de lo que no sabes, de lo invisible y de lo que no puedes comprender o entender. Probablemente también le temes al futuro, a la muerte, a situaciones impredecibles que podrían salir mal. Además de un cierto miedo a lo desconocido, ¡el miedo a la oscuridad también puede ser el resultado de una imaginación hiperactiva! Es por eso que este miedo es tan frecuente en los niños, pero algunos adultos logran conservar esta imaginación. Tu cerebro crea escenarios poco probables una vez que se apagan las luces. En este caso, la única manera de superar este miedo sería dominar tu propia imaginación.
- Miedo a hablar en público (glossophobia). Aunque quizás has aprendido a esconder tu propia naturaleza delante de los otros, eres introvertido desde lo más profundo de tu ser. Te gusta estar solo frente a tus pensamientos. Prefieres tener algunos amigos con relaciones fuertes y sinceras, en lugar de acumular relaciones superficiales con la mayor cantidad de personas posible. No te gusta ser el centro de atención, te consideras una persona simple, honesta y humilde. Sin embargo, puedes trabajar tu timidez para abrirte más hacia al mundo.
- Miedo a los payasos. Odias las mentiras y las cosas absurdas. Estás orgulloso de ser honesto, sincero y decir la verdad. Como resultado, deseas que los demás sean honestos y directos contigo también. Este miedo puede explicarse a nivel psicológico y es mucho más común de lo que crees. De hecho, ¡casi 1 de cada 10 adultos tiene miedo a los payasos! La explicación: desde el principio de los tiempos, nuestra capacidad de interpretar expresiones faciales ha sido esencial para nuestra supervivencia. La expresión del payaso y sus verdaderas intenciones están escondidas detrás de su maquillaje lo que puede causar sospechas y miedo.
- Miedo a las serpientes. Valoras mucho a las personas que te rodean y las relaciones que tienes con ellas. Tu miedo a las serpientes en realidad se traduce a un profundo miedo a ver en peligro la vida de las personas que amas. Según la teoría, se supone que los humanos, como otros primates, temen a las criaturas que puedan amenazar su vida. Es como un instinto. Tu fobia a las serpientes es simplemente una expresión de tu cerebro que, instintivamente, busca protegerte a ti y a tus seres queridos.
- Miedo a perder un ser querido. Todo el mundo tiene miedo a perder un ser querido. Pero este miedo se transforma en un problema real cuando es tan profundo, que estas obsesionado con la idea de que les podría pasar algo a tus seres queridos, y nunca estás en paz contigo mismo. Es una dependencia tóxica. Según varios psicólogos, los orígenes de este miedo profundo parecen estar arraigados en las primeras etapas de la vida fetal o natal, cuando el feto ha puesto en peligro la vida de la madre (o ambos), o cuando el embarazo de la madre ha sido perturbado.
- Miedo a la sangre. El miedo a la sangre y el hecho de desmayarse al verla es posiblemente un reflejo primitivo anclado muy profundamente en el cerebro de ciertas personas. Tu mente consciente de tu propio cuerpo trata de protegerlo al hacerle saber que algo va mal cuando estás viendo sangre.
- Miedo al agua. Las personas que tienen miedo al agua, en verdad, lo que realmente temen es ahogarse. El problema es que tienen miedo a la inmensidad. El agua cubre más de dos tercios de la superficie de la Tierra. El miedo a perdernos nos deja indefensos desde el momento en que nuestros pies ya no tocan el suelo. Nos entregamos a un océano de posibilidades e incertidumbres.
- Miedo a la muerte. Te encanta rodearte de las personas que amas y no te gusta mucho estar a solas. A menudo, sueles priorizar a los demás antes que a ti mismo y eres muy generoso/a. Al pensar más en los otros, podrías llegar a ser infeliz. En muchos casos, el miedo a la muerte se traduce al miedo a sufrir, a tener dolor.
- Miedo a envejecer. Todos tenemos un poco de miedo a envejecer. Tenemos miedo de perder nuestras vidas y despertarnos una mañana y decir “si lo hubiera sabido”. La fobia a envejecer va más allá de esto. Es un profundo miedo a envejecer que te aterroriza. Eres una persona llena de ambición, pasión y sueños. Tienes un carácter impulsivo porque tienes miedo a quedarte sin tiempo. Tienes que aprender a vivir con tus fantasías y con la realidad.
- Miedo a los agresores. Tienes poca confianza en ti mismo. También se puede traducir por el miedo a sufrir, el miedo a perder el control y de no poder salir de una situación. Este miedo se puede convertir en una fobia social, cuando tienes miedo a cualquier individuo.
- Miedo a los otros (fobia social). Eres una persona tímida y muy independiente. En esta categoría, hablamos más bien del miedo a la mirada y al juicio de los otros. Detrás, se esconde muchas veces un sentimiento de desvalorización. La timidez es la forma más compartida, que puede variar desde tener dificultades para hablar en público, hasta negarse a conocer gente nueva. Este miedo se traduce en ansiedad y nerviosismo, con incapacidad para comunicarse.
- Miedo a los microbios (misofobia). Te gusta que las cosas estén limpias y ordenadas y no te gusta nada cuando hay desorden en tu vida. Eres perfeccionista e incluso un poco maniática, por lo que si las cosas no van como lo habías soñado, te puede surgir estrés y ansiedad. Según un artículo en Psychology Today, el miedo a la contaminación bacteriana puede ser inducido por nuestra ‘sensibilidad al asco’ y, por lo tanto, por el nivel de sensibilidad que un individuo puede experimentar frente a él. Cuanto más sensible seas al asco, mayor miedo a los microbios puedes tener.
- Miedo a estar solo/a. Eres una persona abierta, sociable y extrovertida. Te gusta ser el centro de atención y te encanta estar en compañía de tus amigos. En el amor como en la amistad, estar solo/a te aterroriza. Podemos también referirnos al miedo al abandono. Pero, ¿por qué tanto miedo a la soledad? Según varios sociólogos, en la cultura occidental, no sólo promovemos la idea de que estar en una relación es esencial para nuestro bienestar, sino que a menudo también estigmatizamos a las personas que están solas, porque lo asociamos erróneamente con el concepto de fracaso, o con un problema de personalidad. Muchas veces, el miedo a estar solo/a viene por una falta de confianza en uno mismo, a pesar de ser sociable y extrovertido. Tómate tiempo para estar solo/a y concéntrate en ti.
- Miedo a lo desconocido. Te gusta tener un control de la situación, elegir los planes y odias los imprevistos. El miedo a lo desconocido es una respuesta humana básica que protege a la personas desde siempre, evitando así que actuemos de forma impulsiva y peligrosa, pero como todo temor debe ser controlado para poder funcionar y no ser presa de la ansiedad.
- Miedo a tomar el avión. Muchas veces, las personas que temen el avión salen difícilmente de su rutina. Están acostumbradas a confiar en lo que ya saben, y no son buscadores de emociones. Creen en la ciencia y en lo que el humano puede inventar, pero siempre imaginan lo peor porque también saben que el humano no es perfecto y que a menudo comete errores. Pero detrás del miedo de coger un avión, se pueden esconder otros miedos: el miedo de no poder controlar nada, el miedo al vacío o, simplemente, el miedo a que el avión caiga (en otra palabra: el miedo a morir).
- Miedo al fracaso. Eres sensible y constantemente vas en busca del amor (es tu forma de sentirte segura). Este miedo ha nacido realmente con la sociedad actual en la cual estigmatizamos el fracaso (tenemos que pasar nuestros exámenes). ¿Pero a qué le temes realmente? Fracasar, en sí mismo, no es tan aterrador. Lo que nos asusta es mucho más abstracto y complejo. El miedo al fracaso es el miedo a no satisfacer. Estás convencido de que si te equivocas, decepcionarás y que, por supuesto, ya no te querrán. En otras palabras, tienes miedo a no ser querido.
- Miedo a las enfermedades. La persona reduce su identidad a su enfermedad, que se convierte en un objeto de amor y odio. Es una patología del narcisismo. La relación con el otro y el mundo exterior se desinvierten. Se deriva de una falta de autoestima.
- Miedo a la multitud (agorafobia). No confundas este miedo con la claustrofobia. El miedo a la multitud es el miedo de estar atrapado, no por las paredes, sino por otros humanos. Eres una persona relativamente sociable pero prefieres mantener la distancia durante un conflicto y, en ocasiones, necesitas momentos de soledad. El miedo a la multitud se define por un miedo intenso a los espacios poblados en los que escapar sería difícil. Al final, es más bien un reflejo evolutivo natural, que nos obliga a evitar espacios en los que un depredador podría atraparnos fácilmente. En casa, esto se traduce a la necesidad de mantener un espacio físico y emocional entre tú y los demás.
Recuerda que un miedo, aunque sea muy profundo, se puede trabajar para minimizarse e incluso eliminarse con técnicas de terapia.
¿Has podido visualizar tus miedos? ¿Has aprendido algo de ti?